martes, 23 de septiembre de 2014

Casorio contra viento y marea

23 de septiembre de 2014

Viviana y Andrea se casaron en el Registro Civil de Uruguay. Una de ellas estuvo 17 años. La otra, 7. Las leyes de Salud Mental y de Matrimonio Igualitario las habilitaron a dejar la internación y a casarse.


Dos mujeres externadas del Hospital Moyano se casaron ayer en una emotiva ceremonia en el Registro Civil central de la Ciudad de Buenos Aires. Llegar al casamiento, del que participaron sus curadores y el equipo de la Defensoría General de la Nación, no fue fácil. Desde el momento en que la pareja decidió casarse, debió enfrentar numerosas objeciones por parte de la Justicia porteña, que dudaba de que comprendieran el sentido del compromiso y de sus consecuencias. Durante el acto, la funcionaria que las casó exteriorizó el sentimiento de todos los presentes, al remarcarles a las contrayentes: “El amor sana, el amor cura”.
“El mejor amor entre dos personas es el que hace que ambas se ayuden a ser más libres”, les aseguró la funcionaria Liliana Sofía Gurevich a Viviana y Andrea, de 58 y 32 años, antes de la ceremonia de los anillos y de la lluvia de arroz. Las mujeres se animaron a llevar a los papeles una historia de amor que ilumina el nuevo paradigma de salud mental, que pone a las personas con padecimientos mentales en el lugar de sujetos con derechos.
Viviana fue externada del Moyano luego de 17 años de tratamiento neuropsiquiátrico, mientras que Andrea pudo hacer lo mismo en siete años. Ambas se enamoraron cuando estaban internadas y, luego de que unas amigas en común las presentaran, nunca más se separaron. Su unión legal fue posible gracias a las leyes de Matrimonio Igualitario, sancionada en 2010, y de Salud Mental, de 2012.
La Ley Nacional de Salud Mental significó una transformación de paradigma, debido a que puso el foco principal en el sujeto y sus derechos. La nueva norma consagra y reafirma explícitamente la condición de sujetos de derecho de las personas con padecimientos mentales, su autonomía y su capacidad para tomar decisiones respecto de lo que les sucede.
Sin embargo, el casamiento tuvo lugar después de que lograran atravesar varios contratiempos durante varios años. En este sentido, los dispositivos de la Defensoría General cumplieron un rol fundamental para que la pareja lograra dar el sí ayer en el Registro Civil.
“Hemos conseguido mucho en todos estos años desde que Viviana y Andrea decidieron ser pareja y casarse”, coincidieron Eduardo Corneo, curador de Andrea, y María Adelina Navarro Lehittede, de Viviana, quienes tienen declaraciones judiciales de incapacidad e inhabilitación, respectivamente.
Corneo explicó que desde que las mujeres plantearon que querían casarse “se las evaluó reiteradamente, debido a que distintos operadores jurídicos tenían objeciones. No obstante, pericia tras pericia quedó confirmado que ambas comprendían perfectamente el acto y sus consecuencias, y que el vínculo entre ellas era sólido”.
El trabajo de ambos abogados, que son titulares de las curadurías 18 y 9, también consiguió que el Ministerio de Desarrollo Social del gobierno porteño les otorgara un subsidio para que las mujeres pueden alojarse en un hotel de la Ciudad de Buenos Aires, ya que no cuentan con recursos para acceder a una vivienda propia.
Además, debieron presentar una acción de amparo contra el Gobierno de la Ciudad para asegurar que el pago del hotel sea sin límite temporal. En mayo de este año se obtuvo
una medida cautelar que ordenó también al Ejecutivo local a reincorporar a las mujeres al Programa de Emergencia Habitacional hasta tanto recaiga una sentencia definitiva.
Cuando la jueza Gurevich se refirió a los “seres queridos que habían sido convocados a este día tan especial”, Andrea contó que su familia no estaba presente, pero enseguida al escuchar que la jueza le preguntaba quiénes eran las personas que la estaban acompañando, se desdijo: “Son mis seres queridos, tenés razón”.
“La peleamos desde adentro y desde afuera. Desde afuera es más difícil, pero es mejor, porque tenemos libertad”, reflexionó Andrea ante la jueza que las casaba. Por su parte, Viviana contó en plena ceremonia que son una pareja que aprendió a vivir “compartiendo cosas, como limpiar, ordenar y salir a hacer las compras”.
Además del equipo de abogados y trabajadores sociales, que acompañaron la ceremonia con mucha alegría, estaba un hermano de Viviana, quien emocionado asistió a la cita, definida por la jueza como “una fecha que quedará subrayada para toda la vida en el recuerdo de estas dos mujeres”.
Viviana y Andrea, por su parte, remarcaron que quieren que se conozca su caso “por tantas compañeras alojadas en el Hospital Moyano que, con sentencia de insania o sin ella, piensan que de allí no hay retorno”.

Fuente: Página|12

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