lunes, 27 de mayo de 2013

50 años del Hospital Escuela de Salud Mental | EL DIARIO

Lunes 27 de Mayo de 2013

 

 El Hospital Escuela de Salud Mental transita sus 50 años


Las actuales autoridades repasan algunos de los principales cambios sucedidos a lo largo de esta media década de historia institucional. También dan cuenta de la estrategia interdisciplinaria que ofrecen para mirar y atender mejor, con más ojos, a la comunidad.

El doctor Carlos Berbara y el psicólogo Alejandro Ruiz repasaron parte de la historia de la institución.

No es más Roballos ni ex Roballos, es el Hospital Escuela de Salud Mental”, aclaró una de las integrantes del área de comunicación de esta institución surgida un 23 de marzo de 1963. Y parece lo más atinado para empezar esta nota porque no es un simple cambio de nombre, es una vuelta de página, otra concepción de la salud mental que se respira en este gran predio de calle Ambrosetti.
Cambios que cristalizan una serie de prácticas que venían desarrollándose al interior de esta institución pública y que repercuten positivamente en el imaginario social. Eso reconocen sus autoridades. En efecto, ya no es el lugar ubicado en los márgenes de la ciudad, sino un hospital rodeado de nuevos barrios, clubes y demás instituciones, al que se puede acceder en colectivo urbano. A propósito, “nos falta que el colectivo también cambie el cartel que todavía dice Roballos”, apuntó el actual director del hospital, el doctor Carlos Berbara.
Es que en los años 90 el hospital había logrado transformarse en un espacio que albergaba la residencia interdisciplinaria de profesionales de la salud interesados en especializarse en Salud Mental. El neoliberalismo imperante hizo lo suyo y “en el 98 se cortaron los cargos para las disciplinas no médicas; en 2008 la residencia vuelve a ser interdisciplinaria hasta el presente, con cuatro especialidades, médicos, psicólogos, trabajadores sociales y terapistas ocupacionales”, repasó el secretario técnico, el psicólogo Alejandro Ruiz.
Para reconstruir parte de esta rica historia, sus principales cambios, vaivenes y anhelos, EL DIARIO conversó con ambas autoridades.
“En la historia de la salud mental hubo muchos cambios de paradigma. En un principio el paradigma era de corte legal o judicial donde la salud mental no era vista siquiera como una enfermedad que debía ser asistida desde Salud. Eso fue cambiando hasta llegar al paradigma sanitario donde la salud mental se concebía como un problema neurológico, perteneciente a la medicina y la psiquatría. Por esa época se crea el hospital neuropsiquiátrico. Con el correr del tiempo, una de las primeras experiencias seguida a su fundación, apunta a una asistencia desde diferentes disciplinas vinculadas a la salud, sobre todo enfermería y terapia ocupacional. Fue la llamada “comunidad terapéutica”. En el predio del hospital, a partir del 68 y por tres años aproximadamente, se da esta comunidad terapéutica que fue sumamente innovadora para la época. Incluso la infraestructura del hospital era de avanzada para esos años, había sido tomada de los hospitales europeos para incorporarse a una estrategia de abordaje específico. El hospital constituyó así el Primer Centro Piloto Psiquiátrico regional”, sintetizó el director.

Oscilaciones. La innovación fue a nivel nacional. Era el boom de la “comunidad terapéutica” que implicaba una participación más activa de los enfermeros y una nutrida oferta de talleres ocupacionales para los pacientes. “Fue el paso de un modelo internista y reclusivo a otro en el que los pacientes tuvieran voz y voto, decisiones en conjunto y a través de asambleas. Para la época fue un intento de promoción de la salud, de puertas abiertas, y preservación de derechos”, resaltó Ruiz.
Después de esta experiencia, hubo otras circunstancias sociales, culturales, económicas, políticas que llevaron por otros caminos las prácticas del hospital. Sobrevinieron épocas críticas y se retrocedió a estrategias de internación no solo para situaciones críticas agudas sino intervenciones crónicas, pacientes que quedaban en la institución sin mayores estrategias de abordaje para su recuperación de lazos familiares, sociales, autonomía, según admitieron los profesionales.
“La historia de la salud mental es como la historia del país, oscilante”, resumió Ruiz, en un tramo de la charla. Con la reapertura democrática, por caso, empezaron a recuperarse prácticas de tipo promocional que habían sido coartadas durante la dictadura. Luego, el avance neoliberal vuelve a impactar no tanto en las prácticas como “constriñendo apoyos, recortando recursos, sacando cargos y ya en los últimos 10 años hubo un reverdecer, con dificultades, pero recuperamos cargos profesionales y la posibilidad de que los usuarios tengan acceso a cargos de empleo comunitario, capacitación laboral y la remodelación edilicia”, rescataron.

Menos internaciones. Al ser consultados sobre la población que usa de los servicios del hospital, el director arrojó algunas cifras más que significativas. “En épocas de crisis económicas –se ha visto claramente después del 2001– ocurre un mayor número de consultas, situaciones graves, recaídas en cuadros depresivos, descompensaciones agudas, o la necesidad de mayor uso de psicofármacos. Gracias a la estabilidad sociocultural y económica y la construcción de otras ofertas en materia de salud mental, han disminuido los índices de internación. Esto es, merced a la estrategia interdisciplinaria de atención y contención ambulatoria. Hay pacientes que se internaban tres o cuatro veces al año y no se internaron más y otros que se internan durante menos tiempo, es decir, con una reinserción en el hogar más rápida que en otras veces”, ilustró Berbara.
Por otra parte, Ruiz habló del cambio de imaginario del hospital, a lo largo de los años: “Mucha de la demanda de hoy, en otro momento no se acercaba hasta el hospital. En la actualidad, es una institución a la que concurren diversos sectores de la población, por ejemplo, hay muchos universitarios que hacen su consulta psicológica ambulatoria en nuestro servicio de consultorios externos”, sin el peso y el estigma que cargaba en otro tiempo.
En ese sentido el cambio de nombre institucional, no es casual. “Vino a nombrar una práctica que ya se venía haciendo. El hospital es un centro de práctica de estudiantes de distintas carreras, con concurrencias de profesionales (comunicadores sociales, trabajadores sociales, bioingenieros, terapistas ocupacionales, entre otros) y residencia interdisciplinaria para la formación clínico-asistencial, de cuatro años de duración”, explicaron.

Investigación

Realizar investigación sobre lo que se hace en materia de salud pública, confirma o encauza cada una de las experiencias en curso y ayuda a mejorar las prestaciones e intervenciones. “Impacta sobre los modos de asistencia porque al vernos interpelados desde el conocimiento y la teoría, todo el hospital se va enriqueciendo”, dijo el director.
Una de las investigaciones más avanzadas, es la que lleva adelante un grupo de Epidemiología de Salud Mental de la provincia junto a un equipo de docentes de Uader y otro de trabajadores del hospital. El objetivo es elaborar planillas estadísticas, concebidas como herramienta de recolección de datos sobre diagnóstico de usuarios y prestación cotidiana de servicios en el hospital porque “la estadística tiene un vicio clásico que solo registra la prestación de consultorio o de internación. Pero todos los talleres e intervenciones en terreno quedan fuera, en el aire. Y nosotros creemos que la estadística bien usada es importante”, remarcó el psicólogo.
“Una paciente durante cinco años tuvo 17 internaciones, a partir de que empieza a ser usuaria de Hospital de Día, en los siguientes cinco años no tuvo ninguna internación”, ejemplificó Ruiz. Esta información se desprende de la lectura de este tipo de planillas.
La idea es que a fin de año todo el hospital empiece a regirse a partir de estas planillas y también, todos los hospitales de la provincia. En el Hospital de Día cuentan con una estadística avanzada que valida lo hasta aquí recorrido.
Servicios
En los últimos años, este hospital ha protagonizado una profunda transformación de los servicios disciplinares a los dispositivos interdisciplinarios. Así, hoy ofrece diversos servicios a la comunidad. “Uno de ellos es el Dispositivo de Atención Psicosocial (Daps) integrado por terapistas ocupacionales, trabajadores sociales, acompañantes terapéuticos, médicos, psicólogos, que trabajan en red para atender mejor a los usuarios, trabajar la reinserción social, familiar y lúdica que muchos tienen en un punto distorsionada. Desde allí se desarrollan talleres de cine, fotografía, baile, cocina, gimnasia, plástica, murales, música. Además hay un equipo de profesionales que trabaja en la Admisión que absorbe la primera vez que un sujeto llega al hospital. Con esa escucha interdisciplinaria se puede direccionar más efectivamente al usuario”, comentó el director. Asimismo está el Hospital de Día para la atención ambulatoria de las personas, donde también funcionan muchos talleres y microemprendimientos, además de contar con el equipo de fútbol propio. “La Bisagra, la radio abierta y andariega”, es otra propuesta alternativa de atención que existe por fuera del hospital. “Estamos intentando gestar un equipo interdisciplinario de guardia porque tradicionalmente siempre fue médica y hoy contamos con dos días de guardia de recepción de la urgencia, junto a un enfermero, un médico, un trabajador social y un psicólogo”, añadió Berbara.
A medio camino
El siguiente diálogo ocurrió en uno de los largos pasillos del hospital, esos en los que hoy cuelgan coloridos cuadros. “Mi familia es muy especial”, dice uno de los pacientes internado en el hospital. “Bueno, todas las familias son un poco especiales”, retruca esta cronista. “No, todas las familias son diferentes pero la mía es especial –distingue–. Nadie escuchaba. Éramos muchos y cuando nos juntábamos, todos hablaban pero nadie escuchaba”, dispara el hombre. Y es una gran verdad, la falta de diálogo, los silencios como los gritos, duelen y enferman.
Muchos, como él, ya están en condiciones de abandonar el hospital pero no tienen familia ni casa afuera que los reciba o aloje.
Para esas situaciones fueron pensadas las denominadas casas de convivencia o de medio camino, como un tránsito intermedio entre la internación y la externación.
La ley nacional de Salud Mental Nº 26.657 es más que clara al respecto: “En ningún caso la internación puede ser indicada o prolongada para resolver problemáticas sociales o de vivienda, para lo cual el Estado debe proveer los recursos adecuados a través de los organismos públicos competentes”. Y más aún, el artículo 11 de la ley sancionada a fines de 2010 indica la promoción del “desarrollo de dispositivos tales como: consultas ambulatorias; servicios de inclusión social y laboral para personas después del alta institucional; atención domiciliaria supervisada y apoyo a las personas y grupos familiares y comunitarios; servicios para la promoción y prevención en salud mental, así como otras prestaciones tales como casas de convivencia, hospitales de día, cooperativas de trabajo, centros de capacitación socio-laboral, emprendimientos sociales, hogares y familias sustitutas”.

Expectativa. En Entre Ríos, desde hace varios años aún se está con la promesa de estas casas que constituyen una opción que mejoraría notablemente la salud y calidad de vida de muchas personas.
Estas casas son para aquellos “que ya están en condiciones de vivir fuera del hospital pero con quienes aún resta hacer un trabajo más intenso en cuanto a sus lazos sociales o no tienen dónde ir, y ahí pueden convivir autónomamente, supervisados por personal del hospital. De acuerdo a la evolución del paciente se trabaja en pos de una externación definitiva y entonces su lugar lo ocupa otra persona. En la provincia hay una casa que se creó hace unos años en Rosario del Tala pero lo esperable sería que hubiera varias y reducir la internación al mínimo posible”, comentó Ruiz.
En 2010 se abrió un expediente al cual se le anexó otro, el Nº 578786 que data de 2005, por el cual se tramita el alquiler de una casa de tres dormitorios, ubicada en el área céntrica de Paraná. La directora de Salud Mental, Alicia Alzugaray, apura el asunto y se sabe que ya hay una casa para alquilar pero aún no sale el trámite.
Según informaron desde esta repartición, se aspira a que al término de la gestión, se cuente con cuatro casas de este tipo en toda la provincia, en particular en Rosario del Tala, Diamante y Federal, donde también funcionan hospitales de salud mental. “Ya hay un equipo interdisciplinario conformado para supervisar a los pacientes que asistan a esta casa. El próximo martes 28 hay una reunión en Salud Mental por este tema, junto a los directores de estos hospitales”, anticiparon desde esta oficina.

Fuente: EL DIARIO