miércoles, 25 de julio de 2012

Una candidata no convencional

Miércoles, 25 de julio de 2012

 

Diana Sacayan es activista de los derechos trans. Será la primera postulación de esa población en la historia del partido. Estudió en la Universidad de las Madres y escribe en la revista El Teje. Desde el poder político intentan evitar la elección.

 

Diana Sacayan se postulará como candidata a defensora pese a los obstáculos que le ponen.

“Tenemos que organizarnos travestis, cartoneros, feministas, bolivianos, ambientalistas, paraguayos y personas con VIH, porque la lucha de los excluidos es una sola”, afirma la activista por los derechos trans Diana Sacayan, que se postulará, por primera vez en la historia de esa población, al cargo de defensora del Pueblo de La Matanza. Su búsqueda, explica, es articular los procesos de participación de todos esos sectores del partido más extenso y poblado de la provincia para reforzar su voz y que impacten en las políticas públicas. “Este es un rol estratégico para la inclusión que no puede seguir ajeno a las organizaciones de la sociedad civil, que son las que realmente conocen las problemáticas de los barrios.”
Sacayan se crió en una familia de trabajadores de Laferrere. En sus 37 años, sufrió la persecución policial, la violencia de género, la pobreza y la prostitución. Estudió Educación Popular en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, trabaja en el equipo de diversidad sexual del Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y el racismo (Inadi), a cargo de Pedro Mouratian, coordina el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL) y es redactora de la revista El Teje, primer medio hecho por y para personas trans.
“Haber vivido entre quince hermanos en un barrio de Laferrere con un padre alcohólico y comiendo polenta con chicharrón como mucho –explica la mujer nacida en Tucumán–; haber pasado por la exclusión desde los 17 años, cuando asumí mi identidad y tuve que prostituirme por más de doce años, me compromete mucho más a luchar por los excluidos. Siempre, desde que empezábamos a luchar contra los códigos de faltas y contravenciones, reglas anacrónicas por las que se nos detenía por ser nosotras en la vía pública, hasta cuando militamos por la Ley de Identidad de Género, lo hicimos entendiendo que la lucha por la igualdad de género es también la lucha por la igualdad de clase.”

–Pero podría ser la primera defensora del Pueblo travesti.
–En algún momento, el enunciarme como travesti era un acto político, ahora es un detalle, porque soy un ser humano antes que travesti. Me levanto temprano como todos y tengo que salir a tomar el 86 que viene por la autopista para ir a trabajar. Nuestras organizaciones, el Mal, Alit, Futuro Trans, Jóvenes por la Diversidad, entre otras, somos muy críticas del activismo que sólo se dedica a pensar los derechos de los gays, lesbianas y travestis. Tenemos que organizarnos travestis, cartoneros, feministas, bolivianos, ambientalistas, paraguayos, personas viviendo con VIH, pueblos originarios, los defensores de los derechos de los niños. Porque, aunque es cierto que hay luchas que necesitan de la especificidad en algún momento de la militancia, hay cambios que vienen por otro lado. La lucha de los excluidos contra la pobreza es una sola.

–¿Cómo puede trabajar la Defensoría del Pueblo con todos esos sectores?
–El contexto nos pide unidad. Y hay que articular los reclamos de las organizaciones, que son las que realmente conocen las problemáticas territoriales, desde la Defensoría. Eso hoy no existe. Por ejemplo, la Defensoría de La Matanza jamás se expidió sobre el conflicto del relleno sanitario que tiene la Ceamse en González Catán, que contamina las capas freáticas con el acumulamiento de más de 30 metros de altura de basura. Es un caso emblemático, que queda olvidado. El del defensor es un rol estratégico para la consolidación de políticas públicas que no puede seguir ajeno a las organizaciones de la sociedad civil. Entre ellas, recibí el apoyo del Movimiento Octubre, 26 de Julio, Tierra Fértil (que trabaja con niños con VIH), la Asociación Boliviana de Laferrere, Jóvenes por la Diversidad y Vecinos Autoconvocados contra la Ceamse de González Catán.

–¿Cuándo serán las elecciones?
–En octubre, pero corre el rumor de que se va a reformar una ordenanza municipal para prolongar el tiempo del mandato de la actual defensora del Pueblo, que está apoyada por el Ejecutivo local, al que le conviene tenerla ahí porque no critica nada. Y es muy triste, porque callan cuando justamente están ahí para denunciar y dar voz a los vecinos donde no llegan las instituciones municipales. A diferencia de lo que pasa quizás en la Capital Federal, la indiferencia de los medios vuelve invisibles las protestas, como el vaciamiento de hospitales municipales o la violencia y maltrato de policías y patovicas sobre nuestros jóvenes. En ese sentido, no se puede pensar en una institución como la Defensoría que no haga partícipe a las organizaciones de la sociedad civil. Hay muchas situaciones injustas que se viven en La Matanza. No puede ser que la gente tenga que seguir tomando agua contaminada con potasio y arsénico de la Ceamse. Por eso, estamos pensando en presentar un proyecto para que se modifique el proceso de elección de los defensores, que podría ser por votación directa o por un consejo consultivo.
Informe: Rocío Magnani.

Fuente: Página|12

2° Encuentro Seminario: Nudos del Alma


Gestión de sistemas y servicios de salud

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miércoles, 18 de julio de 2012

Ensayos 2012 - 1° Cuatrimestre

Estimados lectores y seguidores de nuestro blog "Somos Sujetos del Aprendizaje y de la Necesidad" www.psicologiasocialenlacomunidad.blogspot.com: como todos los años queremos compartir (y debatir y enriquecer el campo de la psicología social y de la salud mental en general) con Uds., la producción de diversos Ensayos que han hecho estudiantes de la Carrera de Licenciatura en Psicología de la UADER que cursan la asignatura Psicología Social con nosotros en este 2012. A continuación se irán subiendo en este sitio del blog los siguientes trabajos:

(Estos corresponden a la comisión de los martes de 17 a 19hs.)
1- "El Rol del Psicólogo en los tiempos de la negación del Sujeto" 


(Ensayos de la comisión de los martes de 19 a 21hs)
1- "Ensayo de Psicología Social"
2- "Tomar distancia"

Saludos: Hugo García - Miguel Angel Frutos

jueves, 12 de julio de 2012

El saber curioso y el saber cruel

Tuve el privilegio de conocer personalmente en 2007 a Fernando y tratar de aprovechar en algo al menos, su gran sabiduría. Como leal discipulo de Pichon-Rivière, en sus conferencias y seminarios siempre lo tenía presente como "su maestro". Pero Fernando no solo se quedó con aquellas enseñanzas, sino que desarrolló un pensamiento propio e hizo grandes aportes a la Salud Mental Popular en Argentina. Fué perito de parte acompañando a las Abuelas de Plaza de Mayo en su lucha por recuperar los nietos, acompañó en Neuquén ese hermoso proyecto de inclusión social de la niñez que es "Barriletes en Bandada" y venía trabajando comprometidamente con sus 80 y pico de años en el Gran Buenos Aires por la promoción humana integral de los compañeros más desposeidos y luchó siempre contra la "crueldad" desmitificándola en la cotidianidad de los argentinos. Fué un grande con todas las palabras... y entre otras cosas nos enseñó a trabajar con una "herramienta de terapia social muy operativa: EL MIENTRAS TANTO... que tomó de una Mujer Mapuche". Para mí en lo personal me sirve de guía en el trabajo con PERSONAS EN SITUACION DE CALLE que comparto con un grupo de jóvenes que son testimonio vivo de que LA LIBERACION ES POSIBLE.
Comparto con Uds este articulo de Pag. 12 sobre FERNANDO ULLOA. Saludos: Hugo García.


 Jueves, 12 de julio de 2012

El legado conceptual de Fernando Ulloa se acrecienta con la reciente publicación de estos textos póstumos: en ellos relaciona la búsqueda del poder, en Nietzsche, con la de la felicidad, en Aristóteles; cita la fórmula desarrollada por una mujer mapuche; vuelve sobre el enigma de la crueldad y discierne dos formas muy distintas de saber. Todo, en el marco de “inscribir plenamente la salud mental en el campo de la cultura”.



Fernando Ulloa, psicoanalista (1924-2008).
Por Fernando Ulloa *
 
Nietzsche escribió: “El hombre no busca la felicidad, busca el poder”. Curiosamente, la concepción del poder en la que se afirma el por entonces joven filósofo traza una propuesta de felicidad, la de vencer los obstáculos personales que impiden quererse a sí mismo. Por esos tiempos en que afirmaba sus ideas sobre el poder, Nietzsche sufría por una dama que no le otorgaba su amor; quizá fue por eso que llegó a negar la felicidad como búsqueda humana. En acuerdo con esa propuesta, tiene poder quien logra vencer los obstáculos personales que le impiden quererse a sí mismo, un poder que no resulta opresivo ni para sí ni para el otro. La palabra übermenschlich figuraba entre paréntesis en aquel texto en su valor de adjetivo. En lengua alemana reenvía a un sujeto humano sin faltas morales, con coraje y fuerzas para trascender a través de los hechos (debo este conocimiento a Amalia Baumgart y su lengua alemana); quizá porque tales cualidades parecían sugerir aquellas del hombre nuevo del futuro, esa palabra vino a designar al superhombre: ya el joven filósofo había quedado atrás.
Lo que me importa señalar en la manera como Nietzsche aborda la cuestión del poder es que su comentario, según lo entiendo, se refiere a una voluntad de hacer y de trascender que no encuentro demasiado alejada de mi propuesta en cuanto a la tensión dinámica hechura/hacedor como motor social, con la fuerza suficiente para ser considerada contrapoder, siempre en sentido de poder hacer en lo inmediato, más allá de lo que habitualmente se conoce como la toma de poder, algo por lo demás totalmente legítimo en política, cuando ésta acredita esa misma legalidad, es decir, cuando apunta a una organización social democrática que, además, sea cierta.
No descarto que la ilusión me traicione, pero todo esto es lo que quiero significar cuando digo que ese operador actúa “con toda la mar detrás”, valga esto por lo que en la numerosidad social se fue produciendo en cada sujeto singular, y de hecho contextuado, pero alineado en el mismo proyecto. Desde ahí podrá hacer intervenir el contrapoder suficiente para operar “mientras tanto”. Tal vez al lector le resulte extraño el entrecomillado de la expresión “mientras tanto”. La consigno así porque proviene, en esta acepción, del comentario de un sociólogo, investigador de la pobreza actual. El mismo quedó sorprendido por el accionar de una mujer –si mal no recuerdo, de la etnia mapuche, pero instalada lejos de su comunidad–, quien luego de terminadas sus changas diarias, gracias a las cuales mantenía a sus hijos, se ocupaba de trabajar para la villa miseria donde vivía. Era así que podía luchar por obtener la colocación de una canilla que acercara agua potable a su barrio, para evitar a sus habitantes largos recorridos cargando baldes, o bien organizar a hombres y mujeres, ella a la cabeza, para mejorar una calle de tierra, de modo que el colectivo que entraba en la villa unas pocas cuadras no se empantanara los días de lluvia. El sociólogo al que me refiero le preguntó un día:
–Señora, ¿por qué hace usted todo este esfuerzo a favor de la comunidad?
La respuesta fue:
–Es para el mientras tanto.
–¿Mientras tanto qué? –inquirió él.
–Mientras tanto alguien del gobierno se acuerde de nosotros, por eso me ocupo de que nos ocupemos todos. Si no, nos cansaríamos de esperar sin que pasara nada.
Es posible que aquella mujer careciera, o tal vez no, de un accionar político, pero no carecía de voluntad para asumir ese contrapoder nietzscheano trascendiendo a través de lo que hacía. Dije poco antes que la definición avanzada por Nietzsche acerca del poder no desmiente la felicidad, que por otra parte él recusa como fin último, diciendo que no reside allí la búsqueda del hombre, sino en la curiosa vía por él planteada para acceder al poder: vencer los obstáculos que nos impiden querernos. Muchos siglos antes Aristóteles ya se había ocupado de la felicidad, aquella descartada por Nietzsche. Según Aristóteles, la felicidad es el despliegue de todas las potencialidades del alma –hoy diríamos de un sujeto– sin que aparezcan obstáculos. Como quiera que sea, para definir el poder y la felicidad, ambos filósofos recurren a la misma palabra: obstáculos; en el caso de Nietzsche, le acuerda un sustento específico cuando identifica a esos obstáculos como personales. Pronto arribé a la siguiente conjetura: la crueldad como producción cultural a la vez antitética y contemporánea de la ternura, desde los inicios de la civilización –de la que formaron parte Aristóteles y, corridos los siglos, Nietzsche–, reviste distintas categorías que personalmente me resultan útiles para orientar mi investigación al respecto. Una de ellas es la disposición universal hacia la crueldad, en grados y en ocasiones distintas. Es así que pienso que los obstáculos personales por vencer a los que aluden ambos no son ajenos a esa disposición a la crueldad cuando ésta se ha activado también contra el propio sujeto, pues esto es lo que señalan Nietzsche en cuanto al poder, y Aristóteles, en cuanto a la felicidad.
Quizás aclare más lo anterior si establezco una diferencia entre lo que llamaré el saber curioso y el saber cruel (y por serlo, saber canalla). Empecemos por el segundo, ya que es mucho más elocuente su recorrido. Puede tratarse de un saber cruel activado frente a lo distinto, por ejemplo, una pauta cultural. Me importa enfatizar aquí, explícitamente, que ese saber, respecto de esa pauta cultural distinta, perturba algún saber establecido en un sujeto cruel, tal vez poniendo en actividad aquello de la disposición universal. Ese saber perturbador cobra, además, un valor de absoluto, algo realmente grotesco, de donde se infiere que el saber cruel es, nada menos, saber ignorante. A partir de allí, el saber cruel y quien lo sostiene procurará, en primer término, discriminar al portador de esa pauta cultural distinta. Al mismo tiempo, mostrará fastidio –que tal vez alcance el grado del odio– frente a quien sostiene una cultura extraña o un saber que niega lo que para el cruel es un canon establecido. Finalmente, si las condiciones lo permiten, traducirá lo anterior en una supresión, ya sea de la condición de prójimo, de ciudadano o bien –extremo no tan infrecuente– de la vida.
El saber curioso también tiene sus vicisitudes frente a otro saber o quizás otra cultura, en la medida en que puede suscitarse allí cierta confusión, sobre todo si algo se presenta como radicalmente distinto. Sin embargo, y a diferencia del saber cruel, no por eso se apaga su intento de avanzar sobre lo ignorado. Ocurre que la curiosidad es motor del saber, motor anulado o enajenado por la crueldad, al menos en su forma epistémica. De no activarse ese motor, la tentación será “colonizar” lo nuevo, imprimiendo en él aquellos puntos de concordancia con el propio saber. Lo ejemplifica algo que seguramente les debe de haber sucedido a muchos lectores. De hecho me sucedió a mí, cuando tempranamente, aún novato, abordé por primera vez los textos de Freud. Sólo en un segundo momento, una vez transcurrido cierto tiempo desde aquella primera lectura, cuando volví sobre el texto, me sorprendió reparar que había subrayado prevalentemente lo que me era familiar, dejando afuera lo ignorado. Cuando por fin nos atrevemos a no descartar lo nuevo propuesto a nuestro conocimiento, es probable que recién entonces llegue a cobrar un valor atractivo y exótico, fermentando lo existente fermentable. A un tiempo que se va extendiendo lo nuevo, es probable que se acreciente un conocimiento feliz, a la manera aristotélica, así como también nuestro poder en su condición de poder hacer, según la propuesta de Nietzsche.
Esto evoca en mí lo afirmado por Derrida en cuanto a la resistencia autoinmune del psicoanálisis, como obstáculo al abordaje de la crueldad (sobre todo su valor de sustantivo que alude a lo cruento, a la condición de sangre derramada). Algo que, por otra parte, me reenvió al valor que cobra el término en el campo médico, donde designa básicamente los factores autoagresivos. Los obstáculos que revisten esa condición integran esa categoría de la crueldad que sitúo en términos de disposición universal hacia la crueldad, presente en todo sujeto humano. Usted, lector, yo y los vecinos. Esa disposición que supone la posible connivencia frente al sufrimiento de los otros y suelo caracterizar como lo cruel, bajo una forma neutralizada por el artículo que precede al adjetivo, pero con latente presencia que a veces hace costumbre. Lo cruel habita cualquier esquina de la ciudad, y sus múltiples variaciones siempre remiten a la muerte. Cobra una importancia mayor considerarlo así cuando se trabaja con sujetos en quienes la indigencia determina una muerte ya instalada.
¿Será que aquellos obstáculos por vencer para el acceso a la felicidad, como decía Aristóteles –o al poder, según lo afirmaba el joven Nietzsche–, realmente se fundan en esa disposición universal hacia la crueldad, ejercida en este caso contra uno mismo?
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La crueldad como sociopatía, la vera crueldad, no se limita a la tortura. Puede muy bien reportarse a un padre de familia arrasador, a un sistema político, a la precariedad de determinadas condiciones de trabajo como las que se dan, por ejemplo, en el gremio de la construcción. Algunas de esas muchas formas están socialmente encubiertas y procuran cierto provecho económico; se genera allí el saber canalla, discriminador, propio del vero cruel, aquel que pretende saber toda la verdad sobre la verdad y discrimina todo otro saber que no coincida con el suyo. Esa discriminación excluye, odia y, cuando puede, elimina; eliminación que a su vez reconoce diferentes grados: puede ir desde matar con la indiferencia a un sujeto hasta desecharlo como semejante por no pertenecer a una misma clase o, en una forma mayor, negarle la condición humana, deshumanizarlo. Encontramos un ejemplo de ello en el genocidio al que fueron sometidas las poblaciones indígenas o las víctimas de la represión, consideradas con frecuencia como cosas, aunque esto no siempre ocurra así, puesto que la víctima también puede ser admirada. Pero ya estamos en otra cuestión.
La pretensión de impunidad y el saber canalla hacen imposible, en sus formas mayores, que un sujeto de esta calaña se analice o acceda a algún tipo de auxilio psicoterapéutico. En efecto, mal puede alguien que rechaza toda ley aceptar las leyes del oficio. La primera de ellas, en cuanto a la clínica, supone establecer cómo fueron los hechos para después ir a buscar la verdad personal.
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Durante veinte años, a partir de la década del setenta, cuando comencé a trabajar la cuestión de la crueldad en forma muy directa, en el campo de los derechos humanos, nunca se me ocurrió abordarla desde una perspectiva conceptual, pero sí me ocupé –a la manera de un telón de fondo– de profundizar la metapsicología de la ternura, algo que se despejaba para mí desde el punto de vista de sostener la vida en un accionar clínico sobre lo tanático. Varias circunstancias muy directas mediaron para determinarme a abordar conceptualmente la cuestión de la crueldad, tantas veces articulada a la pulsión de muerte en su versión más acentuada.
El mismo Freud, que desde principios del siglo pasado y durante años trabajó la pulsión de vida bajo sus diferentes formas, sólo en el año veinte y no sin un considerable escándalo teórico, señaló la importancia de la pulsión de muerte. Advirtió desde un principio lo que podría llamarse una forma sutil de dicha pulsión, haciendo su trabajo mancomunado a la vida. Pasaron varios años antes de que, principalmente en sus trabajos culturales y sobre todo en El malestar en la cultura y El porqué de la guerra, se ocupara con decisión –y a la vez marcado pesimismo– del destino cultural de la humanidad, una y otra vez arrasada por la pulsión de muerte en sus formas más acentuadas. En estos trabajos, Freud tenía el firme propósito de oponerse a aceptar todo aquello que negara o enmascarara los hechos y circunstancias que pretendía investigar. Una doble y meritoria negativa que adquiere valor de afirmación respecto de lo avanzado en esos trabajos “culturales”, pese a que no les asignó valor psicoanalítico alguno. Convengamos que tampoco eran el resultado de una intervención clínica directa sobre el campo social, de ahí mi hipótesis según la cual Freud se ocupó en ellos no tanto del valioso concepto de malestar de la cultura como de las características propias de un detenido malestar hecho cultura, es decir, escribió en clave de historia acerca de una barbarie civilizadora.
Para los psicoanalistas que trabajamos clínica y directamente en la numerosidad social, estos trabajos constituyen, una vez resignificados, valiosas herramientas. Una de esas resignificaciones apunta a proponer que la idea de malestar de la cultura es un valioso concepto, aunque Freud desarrolló bajo ese título otro: el de malestar hecho cultura. El malestar de la cultura puede comprenderse como una tensión dinámica dada en cada sujeto integrante de una cultura, en la medida en que es a un tiempo sofisticada “hechura” y “hacedor” de ella. Es hechura en tanto posterga, demora parte de su libertad –y de ahí el malestar–, comprometido con el bien común de su comunidad; esa demora de su propio juego libre va construyendo en él (y por sumatoria también en la comunidad) una ética de compromiso cultural. Esta renuncia que demora parte de la propia libertad, legitima –lejos de todo delirio libertario– su condición de protagónico “hacedor” de esa cultura. No sitúo esta renuncia en términos de sacrificio, sino de estructura, de hecho social, que posterga algo de las propias pulsiones, tal como puede entenderse desde el psicoanálisis. Una estructura de demora específica, donde incluyo el per-humor que conjetura futuro. Si bien aún hoy todo esto es casi una utopía, lo propongo como algo posible de trabajar.
El dramaturgo Harold Pinter, en 1958, dijo: “No hay grandes diferencias entre realidad y ficción ni entre lo verdadero y lo falso. Pero como ciudadano debo preguntarme: ¿qué es la verdad? y ¿qué es la mentira?”.
En eso, al menos, me identifico con los sabios prefilosóficos, en especial con uno de ellos, Tales de Mileto. Estos sabios tenían tres características; una de ellas, la de ser ciudadanos que se interrogaban, a la manera de Pinter, por la verdad y la mentira. Se oponían, en consecuencia, a la mitología presentada épicamente. En este sentido, también se los llamaba “los incrédulos”, tal vez porque defendían, a ultranza, el pensamiento racional. Eran, además, hábiles artesanos para componer ingenios que aliviasen los trabajos cotidianos; entre esas cotidianidades, dado que se interesaban por la comunidad, seguramente quedaban incluidos los conflictos surgidos entre las gentes. Si respecto de aquellos sabios se trata de una presunción, en cuanto a mi quehacer diré que ese interés forma parte de mi trabajo como analista en la numerosidad social. Es quizá desde ahí que pretendo identificarme con ellos, sin ser ni sabio ni filósofo. Con el correr de los siglos y sus debates –siempre hubo sabios y filósofos que fueron sus portavoces, aunque no con exclusividad–, las presentaciones mitológicas fundaron místicas no necesariamente religiosas. Al mismo tiempo, la épica se abrió a la poiética, madre de todas las artes. Por supuesto, como efecto de esos debates y más allá de la racionalidad, los sabios prefilosóficos fueron tocados también por lo irracional. ¿Será a partir de allí que se fue abriendo la decisión de encaminarse a la epistemología o a la filosofía? Es posible.
Al respecto de decisiones y sus consecuentes acciones, Hannah Arendt decía que sólo se puede consignar de ellas la fecha en que se tomaron. Sostenía, y acuerdo con su afirmación, que las acciones tienden a seguir cualquier rumbo, no necesariamente el marcado por sus objetivos. De lo anterior se deduce una definición de la política –elemental pero válida–, presentada en los siguientes términos: política es un accionar sobre las acciones. También vale para el accionar clínico. Toda una cuestión ardua cuando se reconoce que cualquier modalidad de salud –aunque privilegio aquella que designa y resume el término de bienestar– tiene al menos dos vertientes: la clínica (responsabilidad de los clínicos) y la política, de hecho responsabilidad ciudadana, con lo cual vuelvo a insistir en que la salud mental corresponde a todos los oficios. Sin duda, en este accionar habrá que mantenerse atento para advertir cuándo las acciones persisten en la condición errática que Arendt les atribuye, lo cual las aleja de los objetivos establecidos, y cuándo ese alejamiento es un indicio de que esos objetivos no son los pertinentes y corresponde modificarlos. Agrego así a la definición básica avanzada una importante complejidad. Esta requiere verdadero talento político y no sólo un arbitrario talante en quienes se proponen conducir ese accionar.
Las anteriores consideraciones me permiten señalar que en este intento de reconceptualizar la salud mental –desde la perspectiva del psicoanálisis–, los mayores fracasos (debería decir los mayores obstáculos) aparecen cuando se pasa de la movilización en sede clínica a la movilización política, ya en el ámbito de la sociedad. Lo anterior es necesario si se quiere inscribir plenamente la salud mental en el campo de la cultura.
* Fragmentos de Salud ele-Mental. con toda la mar detrás, libro póstumo, de reciente aparición (ed. Del Zorzal).

martes, 10 de julio de 2012

COLECTA INVERNAL - JULIO 2012

El Voluntariado de “Casa Solidaria quien se encuentra trabajando con la problemática “Situación de calle"; durante el transcurso del corriente mes, invita a la comunidad a participar colaborando en la recolección de:
 
-         calzado
-         frazadas
-         ropa de abrigo, entre otros.
 
Con el fin de llevar a cabo la actividad “Ropero Comunitario”.
 
Quienes estén interesados en ayudar se pueden comunicar a:
Facebook: Voluntariado Casa Solidaria
O bien acercarse a:
Dirección: Enrique Carbó 171 (Comunicándose con anterioridad a los siguientes teléfonos: 343 154742570 – 343 154050855)
 
¡GRACIAS POR COLABORAR!

martes, 3 de julio de 2012

Proyecto de Ley del Operador en Psicología Social (con modificaciones de la reunión del 6 de junio)

Título Primero: Del ejercicio de la profesión
Artículo 1º: El ejercicio de la profesión de Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial o título equivalente  de igual grado reconocido por el Consejo General de Educación de la Provincia de Entre Ríos, quedará sujeto a las disposiciones de la presente ley .
Artículo 2º: El Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial, para ejercer su profesión deberá  matricularse en el Ministerio de Salud de la Provincia de Entre Ríos, quién ejercerá el gobierno de la matricula.
Artículo 3º: Podrán matricularse y ejercer como Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial o  título equivalente de igual grado reconocido, conforme a las incumbencias de sus títulos:
a)        Quienes posean título de Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial o título equivalente de igual grado otorgado por el Ministerio de Educación, Deporte y Prevención de Adicciones.
b)        Quienes posean título de Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial o título equivalente de igual grado otorgado por los Ministerios de Educación u organismos competentes en otras Provincias o a nivel Nacional.
c)        Los que posean idéntico título o equivalente de igual grado otorgado por entidades extranjeras,  cuando este instrumento se hallare debidamente revalidado en el país.
ARTICULO 4º: Los  Operadores en Psicología Social , Operadores Psicosociales, o título equivalente de igual grado reconocido podrán desempeñarse en forma independiente o en relación de dependencia en organizaciones, o dependencias oficiales o privadas.

 

Título  Segundo: De la incumbencia del rol

ARTICULO 5º: El operador el Psicología Social, Operador Psicosocial o título equivalente de igual grado reconocido, está facultado para:
a)    Integrar equipos interdisciplinarios y comunitarios.
b)   Coordinar grupos operativos en ámbitos institucionales y comunitarios
c)    Detectar situaciones de conflicto que impidan el normal desarrollo grupal.  
ARTÍCULO 6º: A los efectos de esta Ley y dentro de las facultades establecidas en el artículo anterior, se considera ejercicio de la profesión de Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial o título equivalente de igual  reconocido específicamente a:
a) La intervención con el objetivo específico de prevención y promoción de la salud de  los sujetos, la calidad de vida y el bienestar, fortaleciendo las posibilidades de acción conjunta de los sujetos comprometidos  de grupo, organización y comunidad, en diferentes ámbitos, acompañando y sosteniendo los procesos de cambio.
b) La intervención en las problemáticas vinculares y comunicacionales en el campo de la interacción humana, dentro del grupo, organización o comunidad, a través de técnicas que promuevan :
1.    El protagonismo en la asunción y adjudicación de roles dialécticos.
2.    Modalidades de comunicación que permitan la construcción de vínculos operativos.
3.    La emergencia de actitudes de crítica y de autocríticas de los sujetos involucrados.
4.    Modalidades medianamente estables entre el sentir-pensar-hacer.
5.    Sujetos protagonistas en los procesos de cambios.

c) Elaboración, diseño, ejecución y evaluación de proyectos de Operación Psicosocial, aquellos que tienen por objeto de intervención las tramas vinculares en grupos, organizaciones sociales de la sociedad civil y del Estado, Institucionales y Comunidades Urbanas o Rurales, con el objeto de preservar, afianzar, o restablecer las condiciones concretas de existencia saludables.
d) El diseño, coordinación y participación en investigaciones en los ámbitos psicosocial, grupal, socio dinámico, institucional y comunitario.
e) La coordinación, supervisión, observación,  docencia  de grupos y talleres desde un enfoque psico-social en organizaciones públicas o privadas dentro de los distintos ámbitos.
f) Implementación  de la técnica de grupos operativos para la intervención en los distintos ámbitos
g) Planificación, diseño y ejecución de actividades lúdicas y creativas en función de objetivos específicos en las áreas: familia, trabajo, tiempo libre, turismo, cultura, adiciones, adultos, mujeres, jóvenes, adolescentes, discapacitados.
i) Conformar redes, integrar u organizar equipos interdisciplinarios que tengan por objeto la operación psicosocial.
m) Diseño e implementación de:
·                    encuestas
·                    entrevistas
·                    informes Psicosociales
·                    observación diagnóstica de grupos, instituciones y organizaciones comunitarias.

n) La implementación desde el Esquema Conceptual, Referencial y Operativo (ECRO) de la Psicología Social, de estrategias de intervención que permitan abordar y elaborar integradoramente emergentes psicosociales en instituciones del área social, educativa, sanitaria, laboral, niñez y familia, carcelaria, tanto del ámbito público-estatal como privado.
ñ) La coordinación y acompañamiento en la tarea de pensar a los grupos, equipos técnicos, organizaciones institucionales y comunidades que tengan como objetivo la realización de una tarea en el transcurso de un proceso de aprendizaje.
o) Intervenir en situaciones de emergencias psicosociales, catástrofes ambientales, accidentes colectivos y en general en situaciones de alta vulnerabilidad comunitaria, aportando contención psicosocial-vincular, dispositivos operativos, espacios y encuadres grupales de elaboración de la situación traumática.

 

Título Tercero: De los Derechos Obligaciones y Prohibiciones

ARTÍCULO 7º: Los Operadores en Psicología Social o  quienes detenten título equivalente de igual grado reconocido, matriculados  podrán:
a) Certificar las prestaciones de servicios que efectúen, así como también los informes y conclusiones  de diagnósticos psico-sociales que realicen en el campo de su intervención.
b) Solicitar  la participación o asesoramiento  de otros profesionales cuando la naturaleza del problema así lo requiera.
ARTÍCULO 8º: Quienes  ejerzan la profesión de Operador en Psicología Social, Operador Psicosocial o título  equivalente  de igual grado reconocido estarán obligados a:
c) Proteger a los grupos en los que realicen intervenciones, asegurándoles que las pruebas y resultados que obtengan se utilizarán de acuerdo a normas éticas y profesionales.
d) Intervenir en las situaciones sociales que les sean requeridas por las autoridades públicas, en caso de emergencias.
a) Guardar el secreto profesional sobre cualquier intervención  que realice en cumplimiento de sus tareas específicas, de acuerdo con principios constitucionales y éticos.
b) Fijar domicilio dentro del territorio de la Provincia.
ARTÍCULO 9º: Los  Operadores en Psicología Social, Operadores Psicosociales o los que detenten título equivalente de igual  reconocido que ejerzan la profesión tendrán prohibido:
a) Diagnosticar y realizar tratamientos de cualquier tipo de patología, psíquica o mental. 
b) Prescribir, administrar o sugerir medicamentos, o cualquier otro método físico o químico destinado al tratamiento de las dolencias antes mencionadas.
c)    Anunciar, hacer anunciar o avalar actividad como Operador en Psicología Social o  título equivalente a través de datos inexactos que contravengan la normativa respectiva y la ética.
ARTÍCULO 10º: De Forma.

FUNDAMENTOS
La Psicología Social es la ciencia de las INTERACCIONES y del abordaje de LAS TRAMAS VINCULARES al interior de grupos, organizaciones institucionales y comunitarias, orientada a un cambio social planificado. Tiene como objeto específico INDAGAR E INTERVENIR EN LA RELACION COMPLEJA ENTRE LA SUBJETIVIDAD Y EL ORDEN HISTORICO-SOCIAL CONCRETO, LA RELACION DIALECTICA ENTRE EL MUNDO INTERNO (COMO GRUPO INTERNO, COMO INTERNALIZACION DE VINCULOS EN LA HISTORIA DE VIDA DEL SUJETO) Y EL MUNDO EXTERNO, LO VINCULAR-SOCIAL, LAS RELACIONES INTERPERSONALES. Y CUENTA CON UN CUERPO TEORICO Y OPERATIVO DENOMINADO ECRO para legitimar sus intervenciones disciplinares a cargo del psicólogo social, operador en psicología social, operador psicosocial o titulo equivalente.
La Psicología Social concibe al hombre como sujeto social, determinado por el contexto de relaciones sociales y tramas vinculares en las que se desenvuelve (sujeto productor y producido). En ese entramado de múltiples relaciones y formas organizativas se desarrolla la vida de los sujetos. Su capacidad de aprendizaje,  su  desarrollo dependerá de la posibilidad de mantener una relación integradora con su realidad cotidiana. Esta propia diversidad de formas organizativas y de procesos de comunicación que se dan en las sociedades, plantean el surgimiento de múltiples conflictos y la necesidad de respuesta a las situaciones de cambio que conlleven a los sujetos a una adaptación activa a la realidad, ésta como sinónimo de salud.  Así  los sujetos sociales en crisis precisan reconstruir su esquema referencial (sus modelos de pensar, sentir y hacer en el mundo) y encontrar-producir nuevos tejidos sociales que lo contengan, sostengan y posibiliten reencontrar un proyecto de vida. 
La Psicología Social "no es una rama o un campo de aplicación de la psicología y/o de la psicoterapia", sino que es una DISCIPLINA con objeto propio y específico en el campo problemático de la Salud Mental. Cuenta además con un cuerpo teórico-epistemológico y metodológico-técnico, que es el Esquema Conceptual, Referencial y Operativo (ECRO) conque el operador en psicología social, operador psicosocial o titulo equivalente hace sus abordajes profesionales. Ello implica que en el ejercicio profesional de su rol tiene una estrategia, una táctica, una técnica y una logística de intervención que le son inherentes y que son los únicos entrenados académicamente y en la praxis para utilizar la TECNICA Y EL ENCUADRE DE GRUPO OPERATIVO adaptado a los diversos ámbitos de abordaje en su cotidianidad profesional..
La Psicología Social como disciplina tiene múltiples antecedentes a nivel mundial, regional y local, siendo SISTEMATIZADA COMO TAL POR EL PSIQUIATRA, PSICOANALISTA Y PSICOLOGO SOCIAL ARGENTINO DR. ENRIQUE PICHON-RIVIERE EN LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA DEL SIGLO PASADO y que ha continuado desarrollándose los últimos cuarenta años, contando a lo largo y a lo ancho del país, Latinoamérica y Europa con innumerables centros académicos de enseñanza de la disciplina y un vasto campo de practica profesional.
La Psicología Social así planteada no es solo una DISCIPLINA, sino también un MARCO TEORICO al que pueden recurrir como referencia otras profesiones y disciplinas del campo de las ciencias humanas y particularmente del área de la salud mental. De hecho existen psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, etc., que utilizan este marco teórico-epistemológico como referente.
Existen en nuestra provincia dos  escuelas  de psicología social, una en la cuidad de Paraná, Instituto de Estudios Psicosociales de Entre Ríos (IDEPER) con 30 años de existencia en la comunidad y en Concordia la Escuela de Psicología Social del Litoral , ambas con orientación pichoniana. Los títulos que otorgan estas escuelas tienen carácter oficial por cuanto están respaldados por el Consejo General de Educación como operador psicosocial de nivel terciario superior.
Existen otras provincias que ya han regulado el rol como por ejemplo la provincia del Chaco (ley 6353/2009) y Mendoza por ley 8077.
La presente proyecto marca como fundamental que sea el Ministerio de Salud quien ejerza el control de la matricula, dado que por los fundamentos expresados es el ámbito de la salud el que define nuestra practica profesional.
En los artículos 5° y siguientes, se establecen las incumbencias que hacen al ejercicio de la profesión como así mismo los derechos, las obligaciones y prohibiciones.
Por todas las consideraciones expuestas, solicitamos a nuestros pares nos acompañen en su aprobación.