lunes, 21 de julio de 2014

El refugio para personas en situación de calle de Paraná se prepara para la ola de frío pronosticada

21/07/2014


A un mes de la apertura del albergue, desde Protección Civil indicaron a Elonce TV que el balance es “altamente positivo”. Atienden a 20 personas por noche, a las que se le da comida y abrigo.



A un mes de la apertura del refugio para personas en situación de calle ubicado en Carbó 945 de Paraná, el director municipal de Protección Civil, Darío Aldana, indicó a Elonce TV que el balance es “altamente positivo”. “De acuerdo a los informes de Desarrollo Social, quienes relevaron a estas personas, diariamente recibimos alrededor de 20 por noche”.
“Vienen con la intención de poder descansar, ya que andan todo el día deambulando por la ciudad; el personal de acá les brinda la comida, les hacen las tareas de higiene del lugar, los preparan para que puedan descansar bien, les ofrecen una ducha caliente y un plato de comida. Al día siguiente cuando se retiran, se van desayunados”, comentó el responsable de Protección Civil.
En la oportunidad, se le consultó a Aldana si están preparados para la ola de frío pronosticada para esta semana, éste comentó: “Por gestiones que realiza el secretario de Desarrollo Social, estamos provistos de frazadas, alimentos, y demás. Contamos con 28 camas y hasta el momento han sido ocupadas 22; estamos trabajando bien y todo gracias al personal que aquí se emplea”.

Fuente: El Once.com


Para Reflexionar:

“SITUACION DE CALLE EN PARANA”: Algo mas complejo que tener un lugar para dormir a la noche


El Jueves subimos a nuestro blog una información del Diario “Uno” que daba cuenta que la Municipalidad de Paraná había habilitado un “albergue” que funciona de 21hs a 7hs., para que aquellas personas que “duermen en la calle” pudieran pernoctar en condiciones mejores.
La información periodística sobre la cuestión solo da cuenta de un hecho puntual, pero no indaga en profundidad de la dramática existencial de las Personas y Familias que en nuestra ciudad se encuentran en situación de calle, que excede ampliamente las 15 o 20 personas que –según el Diario UNO- duermen a la intemperie. Por otra parte este albergue habilitado, posiblemente sea solo para el invierno, como lo fue el año pasado en Peñarol. Las personas que duermen en espacios públicos deben tener derecho a dormir todo el año en un lugar digno y protegido, al menos hasta que el Estado pueda brindarles el Derecho a la Vivienda que es la solución concreta y no algo coyuntural, que no resuelve la exclusión social ni la Dignidad de la Persona Humana a tener acceso al trabajo digno, a la vivienda, a la salud, al respeto a su identidad etc.
De todas maneras hay que destacar que al menos haya un albergue nocturno y es de esperar que continúe mas allá de terminado el invierno.


La ciudadanía de Paraná tiene derecho a conocer, lo que no da cuenta en su información el Diario UNO, tiene derecho a saber cual es la SITUACION EXISTENCIAL DE SOBREVIVIR “EN SITUACION DE CALLE”, quienes son, cuántos y cómo lo hacen. Tener una idea aproximada de lo que significa “Situación de calle”. El objeto de este escrito es tratar de dar cuenta de ello:
  1. Hay una situación de calle estructural y cronificada (hace tiempo que se está tratando de sobrevivir en la calle) y otra “transitoria” (hace poco tiempo y por múltiples situaciones alguien “queda” en la calle) y quienes luchamos por la inclusión social, restitución de derechos e integración cultural y comunitaria, quisieramos que no se convierta en “crónica”.
  2. Qué es estar “en situación de calle”? : significa ser un excluido del aparato productivo, un “invisible” en la cotidianidad de la vida paranaense, un “desaparecido social” que queda solo/a  en la jungla ciudadana, sobreviviendo como cuida-coches, ventas de estampitas, trapitos, malabaristas, cuidar baños públicos y diversas changas, también deambular por la calle…en soledad.  Algunos también duermen  a la noche a la intemperie y otros que tienen alguna precaria habitación o vivienda vuelven a la noche, después de haber pasado todo el día en la calle buscando sobrevivir. En invierno tanto unos como los otros pasan frío y lluvia durante toda la jornada (…) Para que su vida sea mas difícil, es costumbre de la policía acosarlos, maltratarlos, pegarles (muchas veces en forma despiadada en sede policial) generalmente por “portación de cara y de aspecto”. Tenemos que desmitificar que los que están en situación de calle son solo los que duermen a la intemperie por la noche. Son muchos más los que buscan estrategias de sobrevivencia en la calle durante todo el dia. Por otra parte el “albergue nocturno” de que da cuenta el Diario Uno es para “hombres”. Y las mujeres? Seguramente siguen durmiendo escondidas …
  3. En cuanto a la cantidad de personas y de familias “en la calle” oscilan entre 600 y 1000 personas (depende de muchos factores esta fluctuación). Hay niños, jóvenes (que son la mayoría), adultos y adultos mayores. También hay un significativo numero de “mujeres en situación de calle” (no confundir con prostitución), que están doblemente “invisibilizadas”, es decir por estar en la calle y por ser mujer. Dónde se los encuentra?: en el microcentro, en las plazas y parques, en la terminal, en barrios de extrema pobreza, etc.
  4. Sus historias de vida dan cuenta de mucho sufrimiento, vínculos familiares dañados, carencias diversas, pero también grandes potencialidades y saberes. Por ello lo que hace falta es algo mas que un “albergue nocturno temporal”, hace falta una mayor y efectiva presencia del Estado que con políticas integrales y activas que garantice a estos hermanos pasar de su condición de excluidos y desaparecidos sociales a SUJETOS DE DERECHO.  Este es el objetivo y lucha cotidiana de “CASA SOLIDARIA para personas y familias en situación de calle”( Calle Carbó 171), pero la realidad es que contamos con poco o nulo apoyo gubernamental.
  5. Estos días buscaremos nuevamente del Gobierno Provincial (que el 8/8/2011 dictó el Decreto 3034 declarando “de interés institucional y provincial” el Proyecto Casa Solidaria) que nos escuche y que nos apoye concretamente en la lucha por la inclusión social y ampliación de derechos que el Gobierno Nacional y nuestra Presidenta, vienen planteando desde hace varios años.


                                                                               HUGO ALBERTO GARCIA(*)
                            Director del Blog “Somos Sujetos del Aprendizaje y de la Necesidad”

(*) Trabajador de la Psicología Social y Trabajador Social. Miembro del Equipo de Coordinación de “Casa Solidaria para personas y familias en situación de calle”
 

“La maquinaria social está construida en torno de ambiciones al eros universal, que es el dinero”

Lunes, 21 de julio de 2014

DIALOGOS › CHRISTIAN FERRER, ENSAYISTA Y DOCENTE, Y UNA REFLEXION SOBRE LAS NUEVAS SOCIEDADES TECNOLOGICAS


Para Ferrer, las nuevas tecnologías a los únicos a los que les ahorran tiempo es a los dueños de las empresas. “Que se sepa –dice–, los trabajadores trabajan las mismas horas que antes, no hay ahorro de tiempo, sino aumento de la productividad.”

Por Sonia Santoro
 
“Las personas confían en que la técnica va a resolver el viejo problema del sufrimiento humano, no dándose cuenta de que lo que les cuesta vital y económicamente pagar por esas comodidades se paga en términos temporales, ya que se tiene que dedicar muchísimo tiempo a conseguir el dinero para pagar por esas comodidades. Y se paga en términos vitales en tanto y en cuanto ya la persona no puede imaginarse otras alternativas en donde pueda vivir más en paz o más suavemente”, dice Christian Ferrer, pensador que aborda con mirada crítica, ácida muchas veces, los modos en que nuestra sociedad nos forma como “consumidores”. Partiendo desde la educación que recibimos –“el saber desangelado, transmitido sin corazón, presuponiendo además que esos conocimientos explican oscuridades o misterios que siempre han preocupado a los seres humanos, es un error”–, en esta entrevista Ferrer volverá a las preguntas por el origen o los orígenes de los seres humanos: el dolor, el amor, la felicidad, la amistad, el deseo. Preguntas que abren cabezas. Preguntas para las que no tiene las respuestas. A veces, incluso –dice–, las soluciones empeoran los problemas.

–¿De dónde viene, Ferrer? –Qué pregunta. Yo creo que soy una consecuencia de la escuela tradicional argentina en la cual estudiar era una obligación, no un gusto, no un despertar de la curiosidad. Lo que esa escuela ofrecía a los alumnos era un saber enciclopedista. Esa escuela probablemente haya desaparecido como ideal, pero a mí me parecía un modo, un tipo de alimento, típicamente moderno, por otra parte, que me convenía. Saber mucho de distintos campos posibles que tenían que ver con lo humano.

–¿Le gustaba ir a la escuela? –No. A un niño, alguien que va a la escuela durante años, años y años, todos los meses, todas las semanas, todos los días, por horas y horas se le están restando distintas posibilidades vitales en función de saberes que le son transmitidos que no necesariamente le van a servir para la vida. Creo que soluciona más las necesidades de realización de los padres que otras cosas. Tampoco la idea de alfabetización de por sí me parece necesariamente buena. De hecho la mayor parte de las culturas que han existido en el mundo tuvieron transmisión de conocimiento de tipo oral y sin estos lugares, que son fábricas de títulos y de supuestas... personas aptas para seguir una especie de camino dentro de una máquina general a la cual la educación no le interesa, salvo en relación con los saberes de eficacia que pueden aplicarse en distintas industrias, en distintos servicios, en universidades. La alfabetización actual no implica formación del carácter de la persona sino sólo transmisión de conocimientos, además de las funciones que tienen que ver con la sociabilidad.

–Y en tanto padre, ¿cómo ve a la escuela? –Como te decía, es transmisión de conocimiento camada tras camada, tras camada. No es lo que uno llamaría educación. Además las jornadas escolares se han alargado mucho. Hasta la década de 1960 no era habitual enviar a niños a jardines de infantes y hoy una persona puede pasar no sólo los años de formación escolar secundaria y universitaria en estas instituciones, sino que a veces está encerrado ahí hasta que se jubila como alumno. No necesariamente eso redunda en mayor sabiduría ni en mayor acumulación de saber ni en beneficios que puedan estar asociados a la formación de la conciencia. Por lo tanto, el problema del niño, que es tener aceptación y amor, como bases para su propia formación personal, no necesariamente está resuelto por las horas y horas y horas que pasa en una escuela. El saber desangelado, transmitido sin corazón, presuponiendo además que esos conocimientos explican oscuridades o misterios que siempre han preocupado a los seres humanos, es un error.

–La Iglesia ha intentado en sus colegios en la formación de carácter, pero muchas veces eso es un problema. –¿Por qué?

–Porque no todos tienen por qué creer en los valores que transmite la Iglesia. Y el monopolio... –Sería monopolio contra monopolio. El monopolio del Estado y el monopolio eclesiástico. Son dos monopolios.

–¿Ninguno es mejor? –Me parece que lo que los padres esperan de la educación no es que los niños salgan mejor formados o que sean receptáculos de saber de los cuales puedan enorgullecerse. Lo que la sociedad espera de la educación es que los niños tengan el formateo suficiente como para poder ganarse el pan de ahí en adelante, es decir, ganarse la vida, como dice la metáfora tradicional, metáfora, por otra parte, que es espantosa en sí misma. Con lo cual, lo que se espera entonces es que la escuela los domestique lo suficiente y al mismo tiempo los vuelva lo suficientemente agresivos como para que cuando llegue el momento de ingresar a los campos de trabajo esa persona esté en disposición de aceptar las normas y obligaciones que eso trae aparejado, tanto en un rol de sometimiento como en un rol de agresión: jefes y empleados, eso es lo que se espera de la educación.
Por supuesto, de vez en cuando ocurren otras cosas que se cruzan con demandas generacionales, o bien por lo que ocurre en el aula misma. De repente alguna maestra, algún profesor, enseña en esa aula como si estuviera en una isla desierta, como si estuviera con unos pocos náufragos, niños. Y les da lo mejor, lo que él puede dar. Y entonces no hay muros ni hay aulas ni hay pizarrones ni hay notas ni hay títulos. Pero esas situaciones de naufragios son escasas.

–¿Y por qué da clases? Quienes han pasado por sus clases pueden sentir ese naufragio... –En las clases se dialoga con los muertos y con los que todavía no han nacido.

–¿Cómo es eso? –Se habla de autores, algunos antiguos o antiquísimos, con quienes uno puede sentirse más a gusto que con los contemporáneos. De manera tal que los autores antiguos pasan a ser contemporáneos. Y se habla sobre un mundo del cual nada sabemos todavía. No porque se lo pueda planificar, no porque pueda ser mejor con algún tipo de programa político supuestamente superador, no. Sino porque los niños van a seguir naciendo. Entonces, la clase ideal sería aquella que está en ese momento muerta y viva. Es decir, suspendida de todas sus obligaciones con respecto a la actualidad y sólo conectada con ese río perdido donde han ido a parar todos los muertos y al mismo tiempo conectada con el deseo de la especie de no perecer y por lo tanto de traer nuevos niños al mundo con la esperanza de que no hereden este mundo. Me parece que eso es lo que ocurre en la clase. A mí todos los discursos sobre la educación pública, el sistema pedagógico nacional y la modernización y la actualización no me dicen nada. A mí lo que me dice algo es lo que ocurre en una clase en especial. Lo que le pasó al alumno, lo que le pasó al profesor.

–Le interesan las biografías de personajes extravagantes o exóticos, ¿cómo surge la idea del libro Camafeos? –Algunos de esos textos están escritos para que ciertas personas no sean olvidadas. Personas que yo conocí y que no quería que fueran olvidadas por mí y por todo aquel que por leer un pequeño esbozo de una vida pueda conectarse con esa historia y con sus avatares. Lo cual no quiere decir que todos los personajes me caigan simpáticos, por otra parte.

–Pero le interesó registrar algo de esas historias. –Uno escribe por gusto, quiero decir, escribe por el simple gusto de hacerlo. En algunos casos fueron pedidos y me interesó responder a esos pedidos, tal es el caso de (Ignacio) Anzoátegui o de Marta Minujin. En otros casos no, son autores que me conmueven o me resultan imprescindibles a mí únicamente. Hay un hilo conductor. Por ejemplo, algunas figuras tienen que creer mucho en sí mismas para hacer lo que hacen: Minujín dice “yo soy una enviada”; Orélie Antoine se nombra “rey de la Araucanía”. Pero también al revés: “Soy una madriguera de complejos”, dice Ezequiel Martínez Estrada.

–¿Qué define a los excéntricos? –No sé si hay algo que los vincule, pero sí podría decirte que hay autores que piensan por afirmación de sí mismos, que por otra parte son la mayoría. Es decir, gente que cree en lo que dice, gente que cree en lo que escribe. Gente que cree en la batalla de ideas y cómo en toda batalla cada cual se posiciona, cada cual saca su arsenal teórico o ideológico o analítico y lucha contra otros. Mientras que hay otros autores que, por el contrario, piensan y escriben en forma autodestructiva. (Héctor) Murena es un caso, Martínez Estrada es otro caso. Es decir, pensar significa autodestruir el objeto sobre el cual se piensa y al cual no se le concede ningún derecho a existir pero al mismo tiempo se autodestruye el autor, éstos son autores más raros. La mayor parte de las personas, sobre todo en el mundo intelectual y universitario, típico del intelectual que toma partido, cree que sabe y además cree que es bueno, necesariamente: si el otro es malo yo soy bueno. Es como una lógica infantil pero que funciona. Funciona en la política, en las empresas, en las universidades. Esa mezcla de supuesto saber y superioridad moral con respecto al contrincante. A mí me interesan mucho más los autores que, por el contrario, saben que pensar implica el riesgo de fundirse, de autodestruirse. Están en lucha también, pero es otro tipo de lucha, es una lucha demoníaca; la otra es de angelitos, no importa si esos angelitos a veces usan revólveres. Me parece a mí.

–Dice de Martínez Estrada que diagnostica, como un radiólogo, pero no cura. –No todos los problemas tienen solución. Y por lo general, las soluciones agravan los problemas. Quiero decir, el hecho de que no haya solución a ciertos problemas no quiere decir que no sigan estando ahí los problemas. Y, por otro lado, las soluciones, me refiero a soluciones de índole política o técnica, por lo general son reajustes que permiten a una gran maquinaria seguir funcionando. De alguna forma, los peores defensores de un sistema defectuoso son aquellos que buscan solucionar sus aristas más impresentables pero dejando latente el funcionamiento de todo el sistema. Eso se hace notorio después de un cierto tiempo. Todo sistema social, toda máquina, necesita de un service. Pero las soluciones que sólo proceden por reajustes son falsas soluciones y tarde o temprano una época se ocupa de deshacerse de todas ellas para refundarse sobre otras bases. Justamente no porque no funcionara la anterior sino porque la acumulación de falsas soluciones tarde o temprano hace estallar todo el mecanismo.

–¿Las soluciones a los problemas técnicos son siempre técnicas? –Ese es el ideal de la sociedad tecnocrática. Es un típico pensamiento. Por ejemplo, se extiende la frontera agrícola a lugares donde antes había bosques y esos bosques desaparecen, de manera tal que desaparecen las especies animales que allí también vivían. Entonces, la solución técnica es tomar muestras de ADN de los últimos ejemplares vivos para una eventual clonación en el futuro para que los niños escolares sigan viendo animales en el zoológico. Ante un problema creado por el ser humano se le busca una solución técnica. La cuestión aquí no es tanto elegir expansión agrícola o mantenimiento del paisaje, sino preguntarse si esa expansión agrícola contribuye a eliminar el hambre en el mundo o sólo a enriquecer las arcas de los propietarios y del Estado. Que yo sepa, no se ha eliminado el hambre en el mundo.

–¿Cómo se relaciona la técnica con el ideal actual de felicidad? Dice en el libro El entramado que hay una exigencia de felicidad en la sociedad actual. –En nuestra época, donde hay vacunas, antibióticos, medicamentos que intiman con el dolor psíquico, afectivo; donde hay compañías de seguros, sistemas de intercomunicación y sincronización continua e instantánea; donde las distancias se han acortado; donde hay televisión, Internet, en fin, no es seguro que no se sufra más que antes. Es decir, todos esos artilugios técnicos a mí me parecen amortiguadores psicofísicos de la personalidad. Tienen funciones de amortiguación del dolor. Como si los seres humanos necesitaran de ellos inmunización, seguridad. Sin esa vida en una cápsula protegida –y de alguna forma el hogar burgués fue eso desde el siglo XIX en adelante: un estuche–, sin esa posibilidad de establecer aunque sea contactos mínimos por día a través de redes de comunicación, las personas se hundirían en la desesperación porque sus vidas reales son vidas que se juegan en el mundo del trabajo. Es decir, esto significa que el hombre ha sido construido como hombre económico; productor y consumidor a la vez. Por lo tanto se ve a sí mismo como trabajador. En la antigüedad un trabajador no era alguien bien considerado. Los que hacían el trabajo duro eran los esclavos. Sólo en la época moderna, cuando se decide que existe igualdad democrática entre todos, aparece el problema de quién va a trabajar. Si antes lo hacían los esclavos y ahora somos todos libres e iguales, quién trabaja. Es decir, quién hace la tarea que desde siempre ha sido considerada una condena. La única solución lógica era decir que el trabajo es algo muy lindo. Que el trabajador es alguien lindo. Y su salario tiene que ser más o menos lógico. Eso es todo.

–Hoy se soporta menos el dolor que antes. –Si uno presta atención a la importancia que adquirió la farmacéutica, la evaluación médica constante, la cantidad de medicamentos que intiman con los estados de ánimo, desde los viejos barbitúricos, pasando por los ansiolíticos, hasta llegar hoy a los desactivadores de estados de pánico, y si uno atiende a la imaginación actual que espera de la técnica ya no una cura de enfermedades o dolores sino una cura de enfermedades emocionales: que se descubra el medicamento que al fin reduce la gordura en un instante, o que te implanta cinco tetas a la vez sin el menor riesgo... En otras palabras las personas confían en que la técnica va a resolver el viejo problema del sufrimiento humano, no dándose cuenta de lo que les cuesta vital y económicamente pagar por esas comodidades. Se paga en términos temporales, ya que se tiene que dedicar muchísimo tiempo a conseguir el dinero para pagar por esas comodidades. Y se paga en términos vitales en tanto y en cuanto ya la persona no puede imaginarse otras alternativas en donde pueda vivir más en paz o más suavemente. Y no las puede imaginar a esas alternativas, no porque no las conozca sino porque le parecen poco erógenas. En otras palabras, porque la maquinaria social está construida en torno de ambiciones, del eros universal que es el dinero y de pensar a la máquina como un principio de orden y de poder. Eso les satisface a todos. De manera tal que cualquier otra alternativa que suponga más mansedumbre y más felicidad les resulta problemática para sus propios instintos agresivos.

–¿Por qué el cuerpo de las mujeres es el más exigido? –Es relativo, pero es bastante evidente una presión social que cae sobre el cuerpo femenino. Yo creo que en parte es un efecto impensado y no querido de la lucha por la liberación de la mujer de los últimos 100 años, y de los últimos 50 años en particular. Es decir, una vez que se produce la liberación del viejo harén patriarcal, o al menos de sus formas más rígidas, hay todo tipo de riesgos afectivos que vienen después. Estar emancipada no quiere decir estar a salvo. Esos riesgos afectivos no se resuelven con leyes, no se puede legislar sobre ellos. Por otra parte, creo que hay una conciencia cada vez mayor de que el cuerpo es un valor en sí mismo. Que la apariencia corporal permite o posibilita, en tanto eso supone diferencias sociales entre jóvenes y no jóvenes o apariencias destacables y no destacables. Me parece que hay una creciente conciencia de que el cuerpo como valor en sí mismo permite el ascenso social hacia el otro gran diferenciador social que es la riqueza, o bien los mercados de la vanidad. A eso hay que agregar que los llamados “mercados del deseo” –y toda sociedad tiene un mercado del deseo– se han ampliado considerablemente desde hace 50 años. Antes las personas, hombres y mujeres, establecían muy jóvenes un camino afectivo que los llevaba al matrimonio, a la consecución de una familia y no mucho más. Hoy en cambio el mercado del deseo se ha vuelto barroco. Hay todo tipo de personas de toda edad intentando posicionarse en ese mercado, lo cual hace que las angustias, los malestares en torno de la imperfección corporal se vuelvan mucho más intensos. Eso toca particularmente a las mujeres, pero a todos en realidad. Y la técnica se ofrece a compensar la posición desfavorecida de todos los que no den la talla o el aspecto más presentable posible.

–¿Cuál es el rol de la pornografía en la sociedad actual? Usted la compara con algunos programas de televisión como el de Tinelli. ¿Puede explicarlo? –Es difícil saber cuál es la causa de la expansión rampante de esta industria, pero difícilmente esté asociada con una mayor “libertad de expresión”. Es decir, al fin de la censura. Es posible que la pornografía prospere allí donde falla la monogamia, porque el contrato implícito es el de la imaginación de harén, no el del hogar. Puede sumarse a ello la cruza entre el desenfado de los medios de comunicación y variados efectos inesperados o no queridos de la revolución sexual iniciada en la década de 1960. Lo cierto es que cuando los matrimonios languidecen en frialdad, las personas se ponen a soñar con lejanías de todo tipo. La cuestión es que por todos lados se promueven epifanías de la carne, pero la experiencia habitual es la de estar encorsetados. Además, la ampliación del “mercado del deseo” conlleva la necesidad de presentar al otro una imagen de cuerpo altamente sexualizada. Quizá la pornografía tanto como las telenovelas sean modos de sublimación de la alienación cotidiana. ¿El programa de Tinelli? No sé, su centro de gravedad es la humillación consentida, con algunos toques de sensualidad pornográfica socialmente aceptable, para toda la familia.

–En un artículo sobre donación de órganos dice que la obligación de donar por ley sanciona el fracaso emocional de una comunidad. –Por lo general, cuando hay leyes es porque han fracasado las reglas de buena vecindad. La donación de órganos debería ser un gesto de desprendimiento amoroso, no una obligación. Es decir, un gesto de “amor anónimo”, una efusión de bondad y solidaridad hacia la comunidad, a todos y a nadie en particular. De otro modo se consumaría la posible paradoja de que un misántropo, o un egoísta en grado sumo, o una persona abrasada por el odio a la humanidad, sean “donantes presuntos”, tal como lo indica la ley. En fin, este tipo de cuestiones aparece cuando los “avances” técnicos son mucho más veloces que la capacidad de una sociedad para procesarlos, y entonces se establece un desarrollo desigual y combinado entre tecnología y ética.

–En un capítulo sobre la tecnología y la escritura plantea que es una falacia pensar que la tecnología ahorra tiempo, ¿por qué? –Hasta donde sé, por más que las redes de computadora permitan mayor velocidad y prolijidad y sincronicidad e interconexión, nadie sale antes de cumplir el mismo horario de siempre ya estipulado en fábricas y oficinas. ¿A quiénes les ahorra tiempo entonces? A los dueños de las empresas, que ven de este modo multiplicada la productividad de los trabajadores sin que ello redunde necesariamente en aumento del salario. Las tecnologías ni son neutras ni son de por sí “benefactoras”, ingresan en instituciones que determinan sus usos y, que yo sepa, vivimos en una sociedad industrialista, productivista y con poderes y jerarquías bien conocidos. Por el mismo andarivel, lo mismo que permite la interconexión también lo hace con la vigilancia, y eso no se le escapa a nadie, como a nadie le está permitido escaparse de ese destino. La llave maestra de la “libertad” también lo es del control.

Fuente: Página|12

Personas en situación de calle: los invisibles de la Ciudad

Viernes 30 de Mayo de 2014

Unas 18 mil personas viven en las calles de la Capital. Expulsados por el sistema, no tienen acceso a las necesidades básicas y padecen el maltrato de la sociedad. El Gobierno porteño dice que son 876, aunque tiene 2.200 camas disponibles. INFOnews habló con gente que, por fuera de la acción estatal, se ocupa de una problemática que pocos quiere ver, pero que está a la vista de todos.



Era 2012. En menos de seis meses, Sergio -que había venido hacía tres años desde su Formosa natal a probar suerte en Buenos Aires- perdió su puesto como repositor en un supermercado chino, su novia lo abandonó, no consiguió otro trabajo y tuvo que dejar la pensión donde vivía.
Durante un tiempo durmió en el living de la casa de un amigo, pero a la mujer de este no le gustaba la presencia de Sergio y se lo hacía notar con indiferencia. Así que una noche de enero juntó sus pocas cosas y se fue a dormir a una plaza de Almagro. Sin darse cuenta Sergio estaba en situación de calle y era uno de los miles sin techo de la Ciudad.
Los números que maneja la organización Médicos del Mundo hablan de 16.753 personas que viven en situación de calle en la Capital. Según Horacio Ávila, integrante de Proyecto 7 y del Centro de Integración Monteagudo de Parque Patricios, son unas 18500 personas las que duermen a la intemperie en Buenos Aires
Sin embargo, Ministerio de Desarrollo Social porteño declaró en el último Censo -hecho en 2011-, que son 876 personas las que viven en la calle. “Habría que revisar su criterio de ‘situación de calle’”, le dijo a INFOnews Gonzalo Basile, coordinador para América Latina y el Caribe de la organización Médicos del Mundo.
"Las muertes de compañeros que en 2011 fueron 67, en 2012, 72, y el año pasado llegó a los 84 fallecidos"
“Para el Gobierno de la Ciudad, las personas que están alojadas en paradores y hogares no están incluidos como gente en situación de calle y ese es un gran error. Para nosotros están en la calle”, le explica Horacio Ávila a INFOnews referente del Proyecto 7 y del Centro de Integración Monteagudo.
Si hay alguien que sabe lo que es estar en “situación de calle” es el mismísimo Ávila, que vivió siete años en plazas y veredas pero, como él dice, “estaba predestinado a que esto me pasara para trabajar en Proyecto 7”: una ONG creada 12 años atrás que no solo aloja a personas sin hogar sino que brinda talleres, capacitaciones, apoyo escolar y otras actividades para los que allí asisten.


DG: Fernando Lanfranco
DG: Fernando Lanfranco
Gonzalo Basile sostiene que “aceptar que las personas en situación de calle son las reales es asumir una responsabilidad política que claramente el gobierno macrista quiere eludir. Porque no se entiende que si en 2013, durante el denominado ‘Operativo Frío’, había 2.200 camas para personas que vivían en la calle, cómo se explica que hablen de 876 personas”.
Horacio Ávila asegura que “año tras año el número de personas en la calle aumenta, así como las muertes de compañeros que en 2011 fueron 67, en 2012, 72, y el año pasado llegó a los 84 fallecidos. No son números, son personas a las que nos estamos refiriendo”.

"Compartía un espacio en una plaza con un matrimonio que fueron dueños de dos joyerías de la calle Libertad y habían quedado en la ruina"
Almohadas de piedra
La población más vulnerable y excluida de la sociedad son las personas en situación de calle. Son los que tienen menos posibilidades de acceso a la salud pública porque  -en muchos casos- no tienen documentos y sufren la discriminación para vincularse con el sistema público local.
Médicos del Mundo atendió, en 2010, a 93 personas en la Plaza del Congreso y realizaron 302 consultas para tener una estadística. El 70% eran hombres y el promedio de edad de 39 años. El 18% llevaba más de 3 años en la calle y el 24%, entre 1 y tres años. El 67% estaba solo; el 30% era adicto al alcohol, el 20% a la cocaína, el 20% al paco y el 30% a la marihuana. Muchos sufren enfermedades psiquiátricas o adicciones porque la falta de red familiar y de trabajo afecta su salud mental.



DG: Fernando Lanfranco
DG: Fernando Lanfranco
Para entenderlo mejor: cuatro de cada diez personas que viven en las calles de la ciudad de Buenos Aires son adictas a las drogas o el alcohol. “Los más jóvenes consumen alguna sustancia y los mayores beben”, dice Basile.
La enfermedades que más afectan a este grupo poblacional son las afecciones respiratorias en un 15%, piel y dermatológicas en un 18%, las musculo-esqueléticas en un 15% y el 8% padece distintas heridas.
“Entre 2010 y 2013 hemos atendido a 2.012 personas de las que hemos realizado un seguimiento, una historia clínica, hemos generado un vínculo y llegado a la conclusión de que el 80% no tienen acceso a la salud pública”, asegura Basile.



DG: Fernando Lanfranco
DG: Fernando Lanfranco
¿Cómo se llega a vivir en la calle?
Las razones por las que una persona puede terminar en la calle son diversas y hacen a la historia personal de cada uno. “No tiene que ver con el incremento de la pobreza a nivel nacional -dice Gonzalo Basile- sino que se trata de hombres, mujeres y niños expulsados del sistema”.
A partir de su experiencia, Ávila afirma que el “80% son hombres y mujeres solas que no sólo han sufrido problemas económicos sino que hay muchos separados, mujeres que soportan violencia de género en sus casas o chicos maltratados”.
También lo atribuye “a fallas en las políticas públicas para que más gente pueda acceder a una vivienda, contemplar a los hombres y mujeres solas para que se les asigne un monoambiente, ya que como son solos no entran en ningún plan”.
Con la crisis de 2001 se generó una nueva pobreza: gente de clase media que perdió todo y terminó viviendo en la calle. Muchos lograron salir adelante, otros no. “Me acuerdo que durante un tiempo compartía un espacio en una plaza con un matrimonio que fueron dueños de dos joyerías de la calle Libertad y habían quedado en la ruina. Gente que, como yo, nunca imaginaron que podían llegar a una situación semejante”, cuenta el referente de Proyecto 7.
“Nadie elige vivir en la calle, distintas circunstancias van arrastrando a cada persona, el mismo sistema te expulsa en un momento y llegás a esa situación que nadie querría para su vida, eso lo puedo asegurar desde lo vivido”, afirma Horacio Ávila.
"El maltrato en algunos paradores de la Ciudad discrimina a aquellos que padecen una adicción o aliento etílico”
Toma como ejemplo el caso de Adrián Alejandro Ferreiro, más conocido como “Pechito”, el hombre que vivió 12 años junto a sus perros en la esquina de Scalabrini Ortiz y Santa Fe.
“El caso de Alejandro revela la falta de políticas públicas. ¿O alguien cree que él quería vivir así? –dice Ávila. La diferencia es que su caso tomó visibilidad pero son muchos los “Pechitos” en Buenos Aires y a nadie le importa”.
A la vez el referente de Proyecto 7 explica que “muchas veces el maltrato en algunos paradores de la Ciudad discrimina a aquellos que padecen una adicción o aliento etílico”.
 Desde sus tiempos en la calle Ávila cuenta que “el sistema en los paradores es absolutamente discriminatorio” ya que “primero tenés que hacer una cola desde temprano para poder entrar; luego te cachean, te revisan las pertenencias, te hacen vaciar el bolso o mochila que lleves delante de un policía y además hay listas negras de gente que no puede dormir en ningún parador de la Ciudad”.
De todos modos lo peor de vivir en la calle para Ávila “es la invisibilización de la sociedad, que sea normal ver gente comiendo de la basura, sufrir maltrato diario, el miedo de todas las noches, la soledad, la represión de las fuerzas de seguridad, los operativos en los espacios públicos”.

Cómo ayudar
Médicos del Mundo:
Para Donaciones: Cuenta Central: 026-22141/2
Tipo de Cuenta: Cuenta Corriente en pesos
Denominación: Médicos del Mundo Argentina Asociación Civil
CBU: 1910026155002602214128
Teléfono: (011) 4954-0080 int. 104 o a www.mdm.org.ar

Proyecto 7
Necesitan
-Productos de higiene personal: máquinas de afeitar, jabón, toallas, papel higiénico, shampoo, etcétera.
-Elementos de enfermería: gasas, vendas, agua oxigenada, etcétera.
-Una computadora que funcione bien.
-Ropa de invierno y calzado.
Teléfono: (011) 4912 3568
Mail: proyecto7bsas@gmail.com

Fuente: Infonews

"La Calle NO ES un lugar para vivir" de Horacio Avila (Proyecto 7- Situación de calle en Bs.As)