viernes, 7 de enero de 2011

Una apuesta a otro modo de trabajar el dolor

Movimiento Salud Mental de Entre Ríos, así se llama la entidad fundada por trabajadores del área, en especial del Hospital Roballos, con el propósito de consolidar un cambio profundo en la manera de pensar la salud mental. El Mosamer, sostienen sus integrantes, surge como la consecuencia de muchos años de trabajo y una apasionada práctica antimanicomial.


OBJETIVOS. En primer término, la idea es reunir a los trabajadores, convocar a todos los profesionales y no profesionales dedicados al campo de la salud mental que adhieran a una práctica promocional y antimanicomial de la salud mental, justamente el eje y el punto de partida de Mosamer.

La agrupación, creada en el seno del Hospital Antonio Roballos, apoya la recientemente sancionada Ley Nacional de Salud Mental, ya que considera, según su carta fundacional, que “establece la implementación de los tratados internacionales de derechos humanos, la asistencia de los ciudadanos que padecen sufrimiento mental en la comunidad, la prohibición de habilitar nuevos manicomios y la adaptación de los actuales hasta su sustitución definitiva, la internación de pacientes como último recurso terapéutico, la promoción de dispositivos de atención con el carácter de estructuras intermedias”.

En su visita a EL DIARIO, los psicólogos Alejandro Ruiz y Andrea Flory y la trabajadora social Adriana Montini, adelantaron que justamente la primera actividad de la Mosamer será una jornada de trabajo y reflexión sobra la Ley de Salud Mental en el marco de la Semana de la Memoria.

“Lo que se viene ahora es el trabajo sobre la regulación de la ley. Sensibilizar, trabajar difundiendo en qué consiste esta ley. Qué alcances tiene y qué aspectos hay en común con nuestra ley provincial, que tiene muchos años, aunque un montón de directrices nunca se llevaron a acabo”, analizó Flory.


PROPÓSITOS. Para Alejandro Ruiz, el objetivo no es otro que consolidar un movimiento “con la suficiente fuerza para presionar a los sectores con cierto nivel de decisión política, para transformar esa práctica artesanal, que venimos haciendo desde hace años, en una práctica clínica política”.

La urgencia, analizan los profesionales, es crear y sostener las llamadas estructuras intermedias que reemplacen definitivamente la práctica manicomial. Se trata, en resumen, de casas de medio camino, hogares de tránsito, viviendas compartidas, empresas sociales, cooperativas de trabajo. Lugares donde los pacientes puedan trabajar y superar los padecimientos psíquicos, dejando la internación como último recurso.

Sin un apoyo decidido, ni respaldos económicos suficientes, en el Roballos funciona, en la actualidad, el Hospital de Día, el GIA, un servicio de terapia ocupacional y múltiples actividades de taller, entre ellas la radio La Bisagra, que ha sido distinguida a nivel nacional.

“Si no fuéramos optimista no hubiésemos trabajado artesanalmente durante todos estos años, en realidad creo que lo que sostiene éste es una suerte de optimismo crónico, pero en este caso estamos en un momento coyuntural muy favorable y estamos ilusionados”, dijo Ruiz.
 
 
Fuente: EL DIARIO