jueves, 21 de enero de 2016

Humberto Maturana y la falta de ética social imperante: “Hoy no estamos viviendo en democracia”

21 enero 2016

Humberto Maturana y la falta de ética social imperante: “Hoy no estamos viviendo en democracia”

"Lo muestran la corrupción, las mentiras hasta en el ámbito deportivo y los conflictos étnicos", sostuvo el Premio Nacional de Ciencias Biológicas.

El Premio Nacional de Ciencias 1994, Humberto Maturana, asegura que los casos de colusión que se han conocido en los últimos meses "revelan la psiquis de una forma cultural muy antigua de obtener ventajas a cualquier precio, sabiendo que se trata de conductas deshonestas".
De todas maneras, se muestra esperanzado por el hecho de que "ahora se están investigando", lo que "es un buen comienzo para limpiarnos de tanta basura".
En entrevista con revista Capital, el científico y filósofo comenta sobre la falta de confianza ciudadana provocada precisamente por los escándalos políticos.
"La confianza no es una cosa que se pone o se saca. Como dice mi colega, Ximena Dávila, las relaciones de confianza surgen producto de una historia de convivencia en la que no nos sentimos traicionados. Es un modo de convivir en que me importa la armonía de la comunidad a la cual pertenezco y cuando se viola esa confianza, se borra la historia. Por lo tanto, se requiere un nuevo comienzo. La gran responsabilidad de los empresarios y políticos hoy es comenzar conscientemente a convivir en la honestidad", señala.
"Hablamos mucho de que volvió la democracia, pero ¿volvió? ¿Democracia es sinónimo de apertura para la pillería? La democracia solo ocurre en un convivir en la honestidad, en la ética social, la colaboración, la equidad, la conversación que lleva a la reflexión en el deseo de vivir y coexistir juntos que permite corregir los errores. Pero esto puede ocurrir solo si se desea. ¿Lo deseamos de verdad? Lo que me preocupa es que hoy no estamos viviendo en democracia, lo muestran la corrupción, las mentiras hasta en el ámbito deportivo y los conflictos étnicos. ¿Desde dónde es que no nos podemos poner de acuerdo para una convivencia que sea, en efecto, democrática?", repara Maturana.
Según el cocreador del concepto de autopoiesis, "estamos en los albores de un cambio de modo de vivir y convivir, en la medida en que nos damos cuenta de que vivir en la deshonestidad nos avergüenza y no queremos conservarla. Por lo tanto, no basta con anunciar que hoy estamos en un cambio de paradigma. Más bien ocupémonos seriamente de hacia dónde queremos ir como país".
Consultado por la responsabilidad que se le atribuye al libre mercado en la desigualdad y escándalos de corrupción, afirma: "La corrupción no es responsabilidad de ningún modelo o teoría económica. Es siempre de las personas. Echarle la culpa a algún modelo económico es no asumir responsabilidad y revela ceguera social. La corrupción no surge de un modelo político o económico sino de la ambición, avaricia y el afán de poder, emociones todas que llevan a la deshonestidad".
"El crecimiento económico no es lo central. Más bien la transformación de la economía con una visión de los procesos cíclicos de conservación de la armonía de la biósfera y la antropósfera (creaciones humanas), con conciencia de que todo crecimiento indefinido de la población lleva al desastre biológico-ecológico. Esto implica un cambio en nuestra psiquis relacional que está distorsionada por la ambición, la competencia y la búsqueda de éxito", concluye.

Fuente: El Mostrador

martes, 19 de enero de 2016

“ESTA EDUCACIÓN LE ESTÁ ROBANDO A LA GENTE SU CONCIENCIA, SU TIEMPO Y SU VIDA”

ENERO 19, 2016

Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida
Alberto Fraile Oliver entrevista a Claudio Naranjo
“La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia.”
Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.
Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en Occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.
Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.
Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?
La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.
La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.
El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.
¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?
La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por sí misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.
¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?
Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.
La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.
A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6.000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.
Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida
La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?
Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.
Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.
Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.
Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.
La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.

Fuente: Revista Namaste

viernes, 15 de enero de 2016

Un equipo interdisciplinario forma grupos para atender en catástrofes

Un grupo de docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que interviene en zonas donde han acontecido desastres naturales o de origen antrópico, brinda talleres para la auto organización. En charla con EL DIARIO algunos de sus integrantes brindan detalles de su labor.

Lunes 22 de Junio de 2015 Hs.



Cuando un acontecimiento extraordinario y desgraciado irrumpe en la vida de una comunidad, todo el tejido social se ve afectado. 

Pero ante la eventualidad, es necesario actuar inmediatamente y tener las herramientas para hacerlo de manera eficaz. 

De acuerdo a investigaciones encaradas por profesionales de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), surge que no hay mucho material a respecto. Los protocolos establecidos están más orientados a las áreas de salud que a las que atienden problemáticas psicosociales, que es la perspectiva del grupo académico. 
Tratando de abarcar esta temática, un equipo interdisciplinario de de la Facultad de Trabajo Social (FTS) de la UNER, se aboca a la intervención en zonas donde han ocurrido incendios, derrumbes, inundaciones y todo tipo de desastres. Ante estos escenarios de pérdidas y de sufrimiento, ellos contienen a las víctimas y a los voluntarios, y a la vez capacitan para formar equipos. 
En diálogo con EL DIARIO, tres integrantes del equipo de investigación sobre catástrofes de la FTS de la UNER, brindaron detalles acerca de esta compleja tarea. La docente e investigadora Sandra Arito –quien dirige el proyecto–, Lucrecia Cerini –psicóloga y profesora de la Facultad– y Pablo Kriger –becario del proyecto y estudiante de Ciencia Política, conforman un equipo que integran además, una psicóloga y dos trabajadoras sociales más. 
Según contaron, trabajan desde la perspectiva “psicosocial” que es el abordaje que se recomienda en todo tipo de intervención en situaciones de desastre, emergencia o catástrofe. 
“Hace más de 10 años estamos trabajando en el tema. Hemos acompañado e intervenido en situaciones de emergencia, tornados, incendio, inundaciones. Hemos tratado de acompañar, capacitar y contener tanto a profesionales como a voluntarios que intervinieron en situaciones de desastre”, explicó Sandra Arito. 
El proyecto tiene dos canales, uno de investigación y otro más vinculado a extensión y transferencia, que es acompañar, estar y “poner el cuerpo” en los lugares donde ha acontecido una catástrofe. 
“Tenemos la convicción de que somos de una universidad nacional y pública nuestro compromiso es de fuerte involucramiento social y entendemos que la universidad tiene que estar no sólo produciendo conocimiento de cómo se interviene sino acompañando y estando presente”, afirmó Arito. 
La convocatoria para el trabajo de este equipo generalmente se da desde colegios de profesionales que están preocupados porque siempre hay un impacto a nivel subjetivo, sobre todo, cuando las situaciones se prolongan, por ejemplo cuando los damnificados de una inundación tienen que permanecer largo tiempo en centros de evacuados, se ejemplificó. “Por más que uno esté preparado es siempre muy duro”, dijo Arito. 
Reparación. De acuerdo a lo relatado, para la tarea de abordaje, se arman grupos de trabajo que, de acuerdo a la magnitud del desastre, hay diferentes modos de conformación para los alcances en las tareas. 
“Lo más duro que pasé fue cuando tuvimos que ir con una colega, Mónica Jacquet, a Paraguay al incendio del supermercado donde había más de 400 muertos. Más allá de organizar la ayuda y acompañar a los colegas, ellos estaban viendo qué hacer con los niños que habían quedado sin padres y sin madres –rememoró la docente–. Había que coordinar con instituciones públicas nacionales qué respuestas dar a estas situaciones que de un día para otro, implican 100 chicos sin papá ni mamá. Ahí la organización es en otro sentido que fue diferente a lo que fue el incendio (por la explosión de gas en un edificio) de la ciudad de Rosario”. 
–¿Cambia mucho la perspectiva cuando se trata de un desastre natural de cuando es provocado por el hombre? 
–Cambia la reacción de las personas, de los involucrados y de las víctimas. Siempre es muy difícil elaborarlo cuando pudo haberse evitado. Cuesta aceptar lo que ocurrió. Genera bronca, desbordes emocionales. 
En ese sentido, la búsqueda de justicia es altamente reparatoria. Vimos en esta situación en Paraguay personas que estaban entrando a terapia intensiva y ahí preguntaban si ya había detenido a las personas que habían mandado a cerrar las puertas del supermercado. Y nosotros interpretamos que eso no es casualidad. No da lo mismo entrar a terapia intensiva sabiendo que están presos y que van a pagar por lo que hicieron a entrar sin saber si esto significó algo para alguien. 
-¿Se replica la experiencia en los lugares que van, dejan conformados equipos de trabajo? 
–No es una condición que imponemos, pero tratamos de proveer de herramientas para que puedan autorganizarse. Vamos a participar en Córdoba en un encuentro de Trabajo Social y uno de los grupos que nosotros asistimos en Comodoro Rivadavia va a participar con una ponencia a raíz de esa experiencia que tuvimos. Tratamos de estimular a que sigan trabajando en el tema. 
–¿Suelen regresar a los lugares? 
–Volvemos, pero ya es distinto. Afortunadamente, después de que fuimos la primera vez los colegas están formados y la gente queda trabajando en el tema. Se han formado comisiones, han revisado los protocolos de intervención. Por ejemplo, en la Municipalidad de Comodoro Rivadavia tienen una guardia social, vieron cómo coordinar con Defensa Civil. 
Investigación. Lucrecia Cerini dio cuenta del estado de avance de la investigación que el equipo está llevando adelante: “En función de lo que hemos ido observando, por ejemplo en las inundaciones de Santa Fe en 2003, que fue de enorme magnitud, observamos la falta de equipos que pudieran dar respuesta eficazmente para mitigar el impacto”. 
Uno de los ejes en que estructura este trabajo es en hacer un rastreo en universidades públicas del país para conocer las propuestas en formación en este tema. Según Cerini, es escaso el personal especializado para dar una respuesta contundente o que pudiera trabajar mancomunadamente. “Estamos en un primer paso. Hemos encontrado que no hay propuestas académicas formales. Hay cursos, jornadas, capacitaciones, pero no una carrera de grado o postgrado que contemple los contenidos necesarios para trabajar en todo el proceso que dura después del evento”, advirtió. También llevan a cabo un rastreo de casos de desastre en los últimos cien años en Argentina. En este aspecto Pablo Kriger, que desempeña un rol técnico dentro del equipo, centró la investigación en ese aspecto en los últimos meses: “Hicimos una recolección de aproximadamente unos 150 casos y los analizamos en base a las regiones y los tipos: antrópicos o naturales”. 
El becario especificó que “las investigaciones arrojaron datos muy interesantes y ciertas regularidades. La investigación tenía que ver con casos de formación en desastres y catástrofes, en universidades. Fue una exploración en las páginas web de las universidades. Analizamos que ciencias de la salud es donde están la mayoría de los casos de formación, más que en asistencia psicosocial”, planteó. 
En cuanto al desarrollo de estas disciplinas, Arito dijo que es espasmódico y tiene que ver con lo que ha pasado en la región. “Si tomamos el caso nuestro, vemos que a nosotros nos ha sensibilizado mucho la inundación en Santa Fe. Nos interesó el tema como para profundizarlo. Hay algunas universidades que ante un hecho hacen algún curso pero que comienza, termina y nada más”. 
En ese sentido estos académicos están realizando estudios para ver qué alcance se puede dar a la especialidad, si puede ser una carrera de grado o tener un alcance más acotado. “Ponemos el énfasis en formación, porque cuando nosotros asistimos a estos grupos, ellos se muestran como carentes de herramientas”, acotó Cerini. Y Krieger agregó: “Entre las regiones con más casos de desastre y de catástrofe se puede analizar la región metropolitana de Buenos Aires y Cuyo. La primera más ligada a accidentes viales o ferroviarios e inundaciones y la segunda a terremotos”, detalló. 
“Sin lugar a dudas, cuando más formada está la población, menos impacto tienen las consecuencias del desastre. Por ejemplo, en Cuba la población está muy preparada para los huracanes. Eso no ocurre en todos lados. En Perú recientemente han comenzado a realizar simulacros para prepararse”, comentó Arito brindando un panorama sobre cómo se actúa en otros países. 



PARA DESTACAR 

Definiciones. Existe una diferencia entre la emergencia y el desastre o catástrofe. La emergencia es un fenómeno disruptivo, cuya aparición puede ser afrontada con recursos propios. En tanto, cuando se habla de desastre o catástrofe, hay que remitirse a una situación de más envergadura, para la cual no son suficientes los recursos propios y es necesario acudir a ayuda tanto a nivel nacional como internacional. En cada caso existen protocolos diferentes para cada uno. 


FOTO: Pablo Kriger, Sandra Arito y Lucrecia Cerini, integrantes del equipo de investigación de la UNER, hablaron de su labor con EL DIARIO. 


Fuente: EL DIARIO