jueves, 3 de julio de 2014

Estos son los hermanos que le ganaron la pulseada a la discriminación


Jueves, 03 de julio de 2014

Una sentencia a su favor obliga al boliche Apeteco a pagarles por daño moral y punitivo. Se transformaron en modelo para otros chicos.
Víctimas. Andrés (32) y Cristian (27), los hermanos que fueron discriminados por “petisos y morochos”.

 
Por Javier Cusimano
cusimano.javier@diariouno.com.ar

Los hermanos Andrés (32) y Cristian (27) Vega se transformaron de la noche a la mañana en dos héroes. Su hazaña consistió en ganarles un juicio por discriminación a los dueños de un boliche céntrico y despertar a través de su historia las voces de cientos de adolescentes que vivieron situaciones similares a la entrada de algún lugar bailable y no se animaron a denunciarlas antes.
“Después de este fallo sin precedentes, el circuito de diversión nocturna juvenil no volverá a ser el mismo, ya que una vez popularizada la causa por la prensa, muchos jóvenes descubrieron que no están solos cuando un espacio de diversión los desprecia. Saben que cuentan con el amparo de órganos del Estado para defenderse y de la Justicia”, dijo Guido Roccuzzo, el abogado que los defendió y aplicó por primera vez un artículo reformado de Defensa del Consumidor.
Y especificó que entre ellos está el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y el racismo), el primer sitio donde radicaron su denuncia los hermanos Vega. Pero este no el único espacio disponible para que los adolescentes se acerquen y hagan valer sus derechos, también pueden hacer sus descargos en Defensa del Consumidor o en la Dirección Provincial de Juventud.

En primera persona
El hecho que puso en escena a los Vega ocurrió el 10 de agosto de 2012. Ese día a la noche, el dúo aplaudido en las redes sociales, había sido invitado a una fiesta de cumpleaños y contaba con reservas para cenar y participar en el baile. Sin embargo, el patovica de la entrada disconforme con el aspecto físico de los jóvenes no los dejó entrar y por ello ahora el boliche deberá pagar $80.000 más los intereses que corran desde el día en que se produjo el incidente.
“Esa noche sentí mucha impotencia porque la intención era estar con unos amigos, pasarla bien y nos lo negaron. Sentí bronca y no lo soporté. Por eso hice la denuncia para que no me siga pasando ni a mí ni a nadie más algo así, ya que te consume moralmente y te debilita”, expresó Cristian, que aceptó hablar con la prensa para que todos sepan el pesar que soportó.
Para Cristian, es necesario enfrentar a los “debilitadores sociales” esos que andan por la vida llevándose por delante el respeto de los que son diferentes. “Me ha pasado en varios boliches, pero nunca como en Apeteco. En ese local, me marcaron que era de ese tipo de personas que tenían impedida la entrada, refiriéndose a que no calificaba por la altura y el color de piel”, dice.
“Ellos creerán que tienen que entrar solo rubios, altos y de ojos claros. Calculo que ese es el grado de belleza que ellos aceptan”, opinó. Su hermano Andrés recuerda que el guardia de seguridad lo miraba como “sobrándolo y canchero. Eso fue lo que más me molestó. Al parecer el boliche tiene su ideología y nos sentimos discriminados”, explicó.

Salieron a dar apoyo y a contar sus experiencias
En cuanto se supo que los dueños del boliche fueron demandados y tendrán que pagar, muchos adolescentes salieron a bancar en los foros virtuales a los hermanos Vega y aprovecharon los espacios de comunicación para dar a conocer experiencias similares.
“Muy justa la sentencia. Si hay algo que no soporto es la discriminación a otro ser humano, ya sea por nacionalidad, color de piel o identidad sexual. Hay personas que se creen superiores a los demás y en este planeta somos todos iguales, todos estamos de paso y vamos al mismo lugar. Felicitaciones por denunciar y buscar justicia”, dijo Celeste Pagano después de conocer la noticia.
“Los invito a que vayan a ese lugar y vean qué feo es que te digan que no se puede entrar. Me súper alegro por estos chicos. No a la discriminación. Muchas veces fui con amigas y me pasó lo mismo. Ese lugar es patético”, contó Ana Florencia Dávila.

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