martes, 4 de febrero de 2014

Estefanía cambió los materiales donados por una precaria casilla

Martes, 04 de febrero de 2014

Vive en el Volcadero junto a sus tres hijas y pedía tener un techo digno. Consiguió un terreno, lo limpiaron, pero nunca comenzó la construcción. Apremiada, la mujer concretó un trueque.


Peregrinar. Estefanía y su familia no pudieron cumplir el sueño de la casa propia; se mudaron a una nueva casilla.Foto UNO/Mateo Oviedo  

Peregrinar. Estefanía y su familia no pudieron cumplir el sueño de la casa propia; se mudaron a una nueva casilla.Foto UNO/Mateo Oviedo
Estefanía Zapata, la muchacha que reside en el barrio San Martín de Paraná junto a sus tres hijas sigue sin tener la vivienda que le habían prometido. Si bien consiguió el terreno -el que había sido limpiado y que estaba a muy pocos metros de la casilla donde vive actualmente-, la falta de respuestas hizo que la mujer tomara una drástica decisión: cambió los materiales que le habían sido donados por una casilla de madera.
“Se quedó en la misma zona, pero un poco más abajo”, contó una vecina del barrio a UNO. Al describir las características del lugar que ahora cobija a ella y sus tres hijas señaló: “Es una casilla de madera, con dos habitaciones y techo de chapa. Está en mejores condiciones que la anterior casilla”. La fuente consultada reconoció que Estefanía dudó hasta último momento antes de concretar la operación. “Lo hizo por sus nenas, sabía que estaba mal, pero no le queda otra”, acotó.

Una larga espera
Seis meses pasaron desde que en UNO se publicó la historia de Estefanía Zapata, la joven que reside en el barrio San Martín junto a sus tres hijas: Candela, Nerea y Oriana.
En aquella oportunidad contó la imperiosa necesidad de tener una casa digna, en medio de las penurias que debía sortear diariamente en un contexto de pobreza y con pocas posibilidades de revertir esa dura realidad. Estuvo más de un año viviendo en una casilla prestada y además se fijó como prioridad revertir el preocupante estado de salud de una de sus hijas: Oriana, quien padece un cuadro de sarnilla, diagnosticado en el hospital materno infantil San Roque.

Red solidaria
Su caso despertó una inmediata cruzada solidaria: a partir de la gestión de una organización de voluntarios, la comuna y la Provincia y de la ayuda del párroco Gustavo Mendoza pudo conseguir dos packs de ladrillos, cuatro tirantes, tres bolsas de portland y cuatro chapas.
A fuerza de voluntad hizo lo que muy pocos imaginaban: estar a un paso de lograr el sueño del techo propio, aunque sus buenas intenciones chocaron con obstáculos que demoran la construcción. Es que no podía conseguir un terreno adecuado donde se iba a levantar la futura casa. Finalmente se dio respuesta a su demanda con la cesión de un espacio ubicado en proximidades del jardín del barrio San Martín. Su ilusión del techo propio quedó trunca, y cansada de esperar decidió cambiar los materiales que le habían donado por una casilla en mejores condiciones, en el corazón del Volcadero de Paraná.

Ella pelea por sus hijas
La historia de Estefanía es la de una mujer signada por la lucha y la pobreza. No tiene trabajo. El aporte de dinero que recibe a través de la Asignación Universal por Hijo le permite atender algunas de las necesidades básicas de sus pequeñas. Para lo demás cuenta en muchos casos con la solidaridad de la gente del barrio y las donaciones que llegan a la parroquia.
La soledad no fue su elección de vida. Fue una decisión. Víctima de la violencia de género optó por preservar su vida y luchar por la de sus hijas. No solo debe encarar el frágil estado de salud de una de ellas, sino que además debe lidiar con las repetidas amenazas de su expareja. “Yo hago todo por ellas”, dijo.

Fuente: Diario Uno Entre Ríos

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