Miércoles, 6 de febrero de 2013
Diálogo con Haydée Echeverría, directora de la carrera de Psicopedagogía de la UNSAM
El CIPA, Centro de Investigación de Psicopedagogía Aplicada, surgió con la intención de contribuir, a nivel académico y comunitario, en el abordaje de procesos de aprendizaje y enseñanza. Sobre todo, para la comunidad en la que está inserta la universidad.

Por Leonardo Moledo
–Soy Haydée Echeverría, dirijo la carrera de Psicopedagogía de la
Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín. Una
carrera que es relativamente nueva, creada hace once años, y que está
formando a profesionales en el campo del aprendizaje con una mirada
preventiva frente a la problemática y una mirada focalizada en lo
territorial dirigida a la población del municipio de San Martín.
–¿En qué consiste esa mirada territorial?
–Bueno, consideramos que como universidad pública tenemos una
fuerte responsabilidad social. Como es sabido, esta zona llegó a ser el
polo industrial más grande del país, pero fue diezmada por las políticas
neoliberales de la década del ’90 que destruyeron las fuentes de
trabajo, cerraron las industrias, dejando a grandes porciones de
población en situación vulnerable. En este contexto, la idea es que esta
carrera brinde herramientas en trabajo territorial, porque apuntamos a
que mayormente sean los habitantes de San Martín quienes ingresen,
cursen y se gradúen en la universidad. Es meritorio que muchos de los
que se reciben son los primeros en sus familias que alcanzan el grado
universitario.
–¿Y cuáles son los programas concretos?
–Desde la perspectiva de las políticas universitarias nacionales
trabajamos en dos líneas fundamentales. La investigación académica y el
voluntariado con inserción comunitaria. Uno de esos programas es el
Programa de Alfabetización de la Unidad Penal 48 de San Martín, que nace
con el objetivo de que los presos puedan enseñar a los que no saben
leer y escribir. Apuntamos a una aplicación de la psicopedagogía para la
recuperación de personas. También tenemos una orquesta juvenil, que es
una acción muy concreta de acción comunitaria. Por otro lado entendemos
que una de las formas de luchar por la inclusión social es la formación
de espectadores, para ello creamos El Andariego, que es un programa de
títeres que busca que personas de sectores vulnerables accedan y se
apropien del goce frente a obras del campo artístico.
–¿Qué me puede contar de la psicopedagogía como disciplina?
–La psicopedagogía es una disciplina joven, tiene 50 años. Carece
de un corpus de investigación. Se habla de psicopedagogía en la
Argentina, pero en otros países se utiliza la denominación de “ecólogos
educacionales”. La formación de los psicopedagogos argentinos es única
en el mundo.
–Supongo que tendrá algún rasgo original.
–Sí. Por un lado, su rasgo original es la interdisciplina, pero lo
fundamental de este campo es que se ocupa de los trastornos en el
aprendizaje, en las diferentes etapas etarias. También se ocupa de la
facilitación de los procesos de aprendizaje de poblaciones no
necesariamente con trastornos.
–Cuénteme qué investigaciones llevan adelante.
–Ciertamente respecto de la investigación tenemos carencias en
nuestro país. Por ello hemos creado en la Unsam un Centro de
Investigación de Psicopedagogía Aplicada, con el objetivo de propiciar
un incremento en las investigaciones. El CIPA surgió en el año 2003 con
el objetivo de contribuir a desarrollar, tanto a nivel académico como
comunitario, un abordaje de los procesos de aprendizaje y enseñanza, en
base a las consideraciones de los fenómenos de desarrollo y en
particular a la identificación de necesidades específicas de niños y
adultos. Somos un centro de referencia en el estudio de los factores de
riesgo y protección que inciden sobre las oportunidades de adquirir
aprendizajes durante todo el ciclo de vida, pero con foco en los
primeros años de desarrollo, para lo cual toma como blanco de interés a
individuos en desarrollo en múltiples sistemas ecológicos de crianza y
escolares.
–¿Cuáles son los temas que les preocupan?
–Uno de los temas que nos preocupan es la vulnerabilidad social y
desarrollo humano. En este sentido, el CIPA lleva a cabo investigaciones
propias orientadas a analizar fenómenos de desarrollo infantil en
contextos de vulnerabilidad social. Para el CIPA es importante la
comunidad en la que está inserta la universidad. Porque una de nuestras
prioridades es construir vínculos que permitan vehiculizar acciones
académicas y comunitarias con organizaciones e instituciones.
Fundamentalmente trabajamos los procesos de aprendizaje normativos y
atípicos que afectan la inserción social de niños y adultos. Entre otras
líneas de acción diseñamos estrategias de intervención con el fin de
optimizar las oportunidades de desarrollo de niños y familias que viven
en situación de pobreza. A tal fin elaboramos actividades que apuntan a
diseñar programas concretos desde edades muy tempranas, las cuales están
a cargo de la doctora Beatriz Diuk, para
vencer las adversidades de la vulnerabilidad, sobre todo la
lecto-escritura y la comprensión lectora. Hacemos recorridos
metodológicos, que acerquen a los maestros herramientas conceptuales
para el aula. Otro proyecto muy fuerte a cargo del CIPA es el Programa
de Neuroética que dirige el doctor Marcelo Gorga. Un Programa de
Neuroética pionero dentro del campo psicopedagógico, dado que garantiza
el derecho humano a un tratamiento ético frente a determinadas prácticas
clínicas o de investigación. La concepción del mismo está basada
interdisciplinariamente por el aporte de la filosofía, la bioética y la
neurociencia, constituyendo un soporte de gran riqueza para la formación
del futuro de la psicopedagogía. Por otra parte, en el campo de la
psicopedagogía tenemos una problemática preocupante, que es el de los
tests cognitivos, que nos los apropiamos de otras culturas y los
suministramos directamente. ¿Cómo vamos a administrar un
instrumento que viene de otra cultura, sin validarlo? Por otro lado, se
priorizan aquellas problemáticas asociadas a las matrices vinculares
entre niños y adultos significativos y su influencia para el desarrollo
tanto normativo como atípico de diferentes aspectos asociados al
aprendizaje y la enseñanza en contextos variables.
–¿Por ejemplo?
–Estudiamos los modelos de crianza, la atención temprana de las
situaciones de riesgo durante el desarrollo, la prevención de trastornos
de aprendizaje, problemas psicosociales asociados a la vulnerabilidad
social, necesidades educativas de diferentes poblaciones de niños con y
sin trastornos de aprendizaje.
–¿Cuáles son los principales problemas de aprendizaje que se presentan?
–Depende de la etapa evolutiva en que se encuentre. Por ejemplo,
hay problemas de aprendizaje que afloran muy tempranamente. Por la
problemática médico-pediátrica. Esta es una orientación de la carrera.
Por ejemplo, un niño que nace prematuro necesita un seguimiento médico
muy estricto prácticamente a lo largo de toda su vida. Pero después de
que pasa los 4 años, en el gran porcentaje de los casos, tiene una
discapacidad silenciosa, que solamente se advierte cuando entra a primer
grado. Tal vez se trata de un niño lento en aprender, con dificultades
específicas de lecto-escritura o con dificultades en el campo cognitivo
matemático. Ahora bien, todo eso se puede prever si se hace un
seguimiento psicosocioeducativo, desde la etapa pediátrica. Nuestro
enfoque trata de establecer un programa de salud y educación coordinado.
Si tempranamente podemos apuntalar a ese niño que nace en una situación
desventajosa... La psicopedagogía
preventiva apunta a esta situación.
–Vayamos a un ejemplo de la etapa adulta.
–Por ejemplo, una persona que ha tenido un accidente cerebro
vascular (ACV), digamos con una edad de 50 años, queda con cierto daño y
debe reacondicionar nuevamente su estructura cognitiva frente a una
situación traumática, aquí también se utilizan recursos del campo
neuropsicológico. El campo de la neurociencia es uno de los grandes
aportes que recibe esta disciplina.
Fuente: Página|12