Miércoles, 25 de junio de 2014
Uno había hecho pública su historia hace un mes y a pesar de su estado, recién hace una semana fue trasladada al nosocomio, donde el cuerpo médico que la atendió dispuso su internación.
La mujer que vivía en una carpa en el Parque
Urquiza finalmente fue internada en el hospital escuela Doctor Antonio
Roballos. Su traslado se hizo efectivo hace una semana, tras un pedido
de la Defensoría de Pobres y Menores del Superior Tribunal de Justicia.
El Defensor General de la Provincia, Maximiliano Benítez,
señaló a UNO: “Esta persona está siendo asistida. Hace varios meses que
está interviniendo la Defensoría del doctor Martín Cabrera. Se
realizaron todos los pasos pertinentes en el seguimiento del caso. No
había sido internada con anterioridad porque los profesionales que la
atendieron en el Hospital consideraron que no presentaba criterios para
su internación. En esta oportunidad se determinó lo contrario y fue
ingresada en una de las salas, donde está recibiendo la asistencia
correspondiente”.
Vulnerabilidad
La historia de Verónica Romero tomó estado público luego de
que UNO diera cuenta de su situación en su edición del 22 de mayo.
Hacía varios meses que pernoctaba debajo de un árbol, resguardándose en
una carpa. No importaba si el frío arreciaba o si la lluvia se colaba a
través de la frazada con la que se envolvía el cuerpo o del techo de
plástico de su improvisado hogar.
Varios lectores que se cruzaron alguna vez en la calle con
la mujer, que a menudo deambulaba por la zona del Parque Urquiza –donde
había montado su iglú en una de las barrancas aduciendo que “en Paraná
no hay campings”–, aseguraron que se trataba de una persona que solía
ser agresiva. Esto dificultaba cualquier intento de asistencia por parte
de eventuales transeúntes e incluso desde distintas instituciones.
Por lo general, la reacción era la de insultar con
vehemencia a quien le ofreciera algo o le preguntara simplemente si
necesitaba ayuda.
Una carpa apostada en un parque público, a la vera de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, no podía pasar desapercibida por quienes pasaban por allí. Tampoco el comportamiento de la menuda mujer, que caminaba de manera frenética, yendo y viniendo de un lado a otro, vituperando a quien pasara o incluso a la nada.
Una carpa apostada en un parque público, a la vera de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, no podía pasar desapercibida por quienes pasaban por allí. Tampoco el comportamiento de la menuda mujer, que caminaba de manera frenética, yendo y viniendo de un lado a otro, vituperando a quien pasara o incluso a la nada.
Florencia, una vecina de Paraná, contó: “Una conocida llamó
a varios organismos y a veces se han pateado la pelota, otras veces
dicen que van a ir a verla y como es mayor de edad la han llevado al
hospital pero después sale porque no la pueden retener. Hace rato que
está; antes dormía al aire libre en pleno invierno”.
Otras opiniones revelan que hay quienes sentían temor al
escuchar sus gritos e insultos y muchos coinciden en señalar que hace
tiempo que se la veía en ese estado por la calle, y se preguntan por qué
se demoró tanto tiempo en intervenir para resguardar su integridad.
En el hospital escuela Antonio Roballos optaron por no
brindar respuestas a este interrogante o a otros en torno a su
diagnóstico o su estado de salud actual. Solo confirmaron que está
internada allí. “No vamos a brindar ningún dato sobre la paciente”,
concluyeron desde el nosocomio.
Testimonio
Mucha gente aseguró haber visto a esta mujer durante años caminando por las calles de Paraná.
“No quiero vivir más acá. Pero tampoco en una casa, son
como cuevas y no me gustan; quiero acampar y no hay campamentos. Le digo
que me voy a comprar otra carpa porque a esta me la destrozaron y no sé
quién; ni el policía de allá sabe”, había dicho a UNO Verónica Romero a
finales de mayo.
En ese entonces, también expresó: “No tengo ganas de hablar
porque estoy desayunando. Dígale a los del Diario UNO que yo soy una
ciudadana y que se queja porque no hay campings. No necesito nada,
quiero eso nomás y donde haiga (sic) seguridad. Si me buscan, acá estoy,
abajo de un árbol”.
Fuente: Diario Uno
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