viernes, 3 de octubre de 2014

VI Foro Nacional de Psicología Social


PARTE DE PRENSA 21 DE SETIEMBRE DE 2014.
DELEGACION CONCORDIA DE LA ASOCIACION DE TRABAJADORES DE LA PSICOLOGIA SOCIAL DE ENTRE RIOS (ATPSER)- CTA ENTRE RIOS.

UNA PSICOLOGIA SOCIAL: “POPULAR, COMUNITARIA Y SOLIDARIA

La Asociación de Trabajadores de la Psicología Social de Entre Ríos (ATPSER) adherida a la CTA Entre Ríos, presente en el VI FORO NACIONAL DE PSICOLOGIA SOCIAL organizado por el Centro Psicosocial Argentino, tuvo cita en la Ciudad de Cañuelas – Pcia. De Bs.As, este pasado sábado 20 de septiembre de 9 a 18hs.

Estamos amablemente agradecidos al Centro Psicosocial Argentino, al Prof. Daniel Gonzalez en su persona, por permitirnos compartir y estar presentes con la participación activa de nuestra ATPSER, a este evento que nos fue grato y constructivo, y que honra las bases académicas de nuestra profesión y la ideología primaria que sostuvo nuestro maestro y precursor de esta ciencia en nuestro País, el Dr. Enrique Pichon-Rivière.

La jornada que constituyó un reencuentro y aprendizaje, por mas de 30 talleres que se desarrollaron, mas una mesa final donde pudimos exponer nuestros pensamientos y brindar nuestra alegría y experiencia a los colegas y alumnos presentes, fue sin dudas un episodio que debemos valorar.

En nuestra provincia, donde todavía seguimos sumergidos en el debate de nuestra agrupabilidad, como profesionales de una ciencia que no solo atañe al bienestar social sino a la salud mental, es de una riqueza inimaginable el poder vencer nuestras propias fronteras ideológicas y aprender y re-aprender que SÍ SE PUEDE, que SÍ somos agrupables, que podemos tener y sostener nuestras ideologías personales, pero que no por ello debemos aislarnos y caer en la miseria de nuestro propio pensamiento narcisista y que juntos debemos trabajar por una salud mental popular que tanto nos reclama nuestra sociedad.

Desde nuestra humilde perspectiva, entendemos que debemos desarrollar un campo plural que contenga la diversidad profesional, para la transformación de la realidad y la producción  de condiciones de desalienación social. Que debemos construir espacios comunes de colegas para facilitar el crecimiento profesional: planificación de proyectos, discusión de métodos de intervención, incursión en nuevos marcos teóricos, promoción de espacios autogestionados. Reafirmar la relevancia de la disciplina que con rigurosidad da cuenta de aconteceres sociales, institucionales, grupales y subjetivos desalentando los intentos de convertir a la Psicología Social en una mera “técnica de acción”.
De nosotros depende divulgar de forma popular y masiva los objetivos, los conceptos y las prácticas de la Psicología Social.

Por una Psicología Social muy bien planteada en este VI Foro en Cañuelas: “POPULAR, COMUNITARIA Y SOLIDARIA

La escuela, según Pierre Bourdeiu

“Un balance con claroscuros”

03 de octubre de 2014

Como parte del programa La UBA para el Siglo XXI, Buchbinder esbozó un recorrido por la historia de la universidad y reflexionó sobre la persistencia de “rasgos conservadores” en sus normas y su estructura.

Aunque en su historia hubo etapas caracterizadas por la modernización y el crecimiento, la Universidad de Buenos Aires aún acarrea “rasgos conservadores”, como el estatuto con el que se rige, y tiene como eje central una estructura de 1885. La conclusión fue formulada por el profesor e historiador Pablo Buchbinder, en un nuevo encuentro del programa La UBA para el Siglo XXI, que esta semana estuvo dedicado a “rescatar el pasado para pensar el futuro”.
En su presentación, Buchbinder repasó tres momentos de la historia de la UBA, para la que trazó como punto inicial la sanción de la Ley Avellaneda en 1885 (la primera norma universitaria nacional) y marcó como hitos la llegada al poder del peronismo en 1946 y el retorno de la democracia en 1983.
El autor de Historia de las universidades argentinas resaltó la separación de la Iglesia Católica de las instituciones educativas superiores como condición necesaria para la configuración de sistema universitario moderno. El período entre 1885 y 1945, sostuvo Buchbinder, está caracterizado por una UBA “como federación para la educación profesionalista”, donde las humanidades y las ciencias “quedaban en un segundo plano”.
La Reforma de 1918 intentó cambiar el perfil de la universidad, para volverla “más científica y menos utilitarista”, pero para el investigador no lo logró. “Es imposible pensar a Bernardo Houssay sin la reforma, pero fue excepcional en una facultad esencialmente profesionalista”, puntualizó.
Para Buchbinder, 1946 es el punto a partir del que la política partidaria “entra de lleno en la vida de la universidad”. La misma polarización de la sociedad que vivió Argentina con la aparición del peronismo se vivió dentro de la UBA y, tras 1955, la lógica política siguió siendo la misma, para el investigador.
Pero, además, Buchbinder resaltó “el proceso de masificación” que se inició durante esa época. Cambios en las condiciones sociales y modificaciones en las políticas universitarias, como el fin de los aranceles, explican esa transformación. “Hasta entonces, la universidad había sido un reducto de una elite”, señaló.
La UBA protagonizó también un proceso de modernización en ese momento, se le dio un mayor peso a la ciencia, aparecieron carreras nuevas y se logró la institucionalización de las ciencias sociales, a través de la creación de la carrera de Sociología. Un período que duró hasta 1966, donde la universidad fue intervenida con el objetivo de despolitizarla, luego del golpe de Estado de Juan Carlos Onganía.
El retorno a la democracia generó, sostuvo Buchbinder, un período que posibilitó nuevos procesos, algunos de los cuales aún están vigentes y son difíciles de delimitar. Pese a eso, esbozó algunas tendencias y resultados provisorios. “¿Cómo recordaremos esta etapa dentro de 30 o 40 años?”, se preguntó.
Para el historiador, 1983 implicó recuperar la autonomía y el cogobierno, el pluralismo, el sistema universitario abierto. La masificación y el crecimiento acelerado de la matrícula estudiantil caracterizan al período. “Había poco más de 400 mil estudiantes universitarios en el sector público nacional en el ’83”, puntualizó el historiador, y añadió: “Hoy, 30 años después, hay casi un millón de estudiantes”.
“Cuando uno mira la evolución de la universidad desde 1980 hasta acá, ese balance es un balance con claroscuros”, advirtió el profesor. “Es central tener en cuenta que la sociedad argentina logró un incremento sustantivo de la población en el sistema universitario”, remarcó, pero también señaló a la deserción como uno de los problemas y desafíos a enfrentar.
Pese a los avances, a la modernización, al crecimiento de la universidad y a la masificación de la matrícula en estos años, Buchbinder advirtió que en la UBA aún perduran “rasgos conservadores”, como el estatuto con el que se rige, que lleva “el sello y la impronta de 1955”, y tiene como eje central una estructura con las características de 1885.
En la presentación que realizó Buchbinder se esperaba también la participación de la profesora consulta Adriana Puiggrós, que finalmente no pudo asistir. La propuesta del programa La UBA para el Siglo XXI es generar un espacio de reflexión de la comunidad universitaria, para realizar un análisis del estado actual de la investigación, la enseñanza y la extensión en la institución y llegar a armar “un programa de acción consensuado”. El próximo panel, que se llevará a cabo el 15 de octubre, tendrá como eje el rol del movimiento estudiantil y participarán el consejero superior Carlos Mas Vélez, Arturo Pozzali y Constanza Bossio, de la Federación Universitaria Argentina, y Julián Asiner e Igal Kejsefman, de la Federación Universitaria de Buenos Aires.

Informe: Aldana Vales.

Fuente: Página|12