viernes, 15 de enero de 2016

Un equipo interdisciplinario forma grupos para atender en catástrofes

Un grupo de docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que interviene en zonas donde han acontecido desastres naturales o de origen antrópico, brinda talleres para la auto organización. En charla con EL DIARIO algunos de sus integrantes brindan detalles de su labor.

Lunes 22 de Junio de 2015 Hs.



Cuando un acontecimiento extraordinario y desgraciado irrumpe en la vida de una comunidad, todo el tejido social se ve afectado. 

Pero ante la eventualidad, es necesario actuar inmediatamente y tener las herramientas para hacerlo de manera eficaz. 

De acuerdo a investigaciones encaradas por profesionales de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), surge que no hay mucho material a respecto. Los protocolos establecidos están más orientados a las áreas de salud que a las que atienden problemáticas psicosociales, que es la perspectiva del grupo académico. 
Tratando de abarcar esta temática, un equipo interdisciplinario de de la Facultad de Trabajo Social (FTS) de la UNER, se aboca a la intervención en zonas donde han ocurrido incendios, derrumbes, inundaciones y todo tipo de desastres. Ante estos escenarios de pérdidas y de sufrimiento, ellos contienen a las víctimas y a los voluntarios, y a la vez capacitan para formar equipos. 
En diálogo con EL DIARIO, tres integrantes del equipo de investigación sobre catástrofes de la FTS de la UNER, brindaron detalles acerca de esta compleja tarea. La docente e investigadora Sandra Arito –quien dirige el proyecto–, Lucrecia Cerini –psicóloga y profesora de la Facultad– y Pablo Kriger –becario del proyecto y estudiante de Ciencia Política, conforman un equipo que integran además, una psicóloga y dos trabajadoras sociales más. 
Según contaron, trabajan desde la perspectiva “psicosocial” que es el abordaje que se recomienda en todo tipo de intervención en situaciones de desastre, emergencia o catástrofe. 
“Hace más de 10 años estamos trabajando en el tema. Hemos acompañado e intervenido en situaciones de emergencia, tornados, incendio, inundaciones. Hemos tratado de acompañar, capacitar y contener tanto a profesionales como a voluntarios que intervinieron en situaciones de desastre”, explicó Sandra Arito. 
El proyecto tiene dos canales, uno de investigación y otro más vinculado a extensión y transferencia, que es acompañar, estar y “poner el cuerpo” en los lugares donde ha acontecido una catástrofe. 
“Tenemos la convicción de que somos de una universidad nacional y pública nuestro compromiso es de fuerte involucramiento social y entendemos que la universidad tiene que estar no sólo produciendo conocimiento de cómo se interviene sino acompañando y estando presente”, afirmó Arito. 
La convocatoria para el trabajo de este equipo generalmente se da desde colegios de profesionales que están preocupados porque siempre hay un impacto a nivel subjetivo, sobre todo, cuando las situaciones se prolongan, por ejemplo cuando los damnificados de una inundación tienen que permanecer largo tiempo en centros de evacuados, se ejemplificó. “Por más que uno esté preparado es siempre muy duro”, dijo Arito. 
Reparación. De acuerdo a lo relatado, para la tarea de abordaje, se arman grupos de trabajo que, de acuerdo a la magnitud del desastre, hay diferentes modos de conformación para los alcances en las tareas. 
“Lo más duro que pasé fue cuando tuvimos que ir con una colega, Mónica Jacquet, a Paraguay al incendio del supermercado donde había más de 400 muertos. Más allá de organizar la ayuda y acompañar a los colegas, ellos estaban viendo qué hacer con los niños que habían quedado sin padres y sin madres –rememoró la docente–. Había que coordinar con instituciones públicas nacionales qué respuestas dar a estas situaciones que de un día para otro, implican 100 chicos sin papá ni mamá. Ahí la organización es en otro sentido que fue diferente a lo que fue el incendio (por la explosión de gas en un edificio) de la ciudad de Rosario”. 
–¿Cambia mucho la perspectiva cuando se trata de un desastre natural de cuando es provocado por el hombre? 
–Cambia la reacción de las personas, de los involucrados y de las víctimas. Siempre es muy difícil elaborarlo cuando pudo haberse evitado. Cuesta aceptar lo que ocurrió. Genera bronca, desbordes emocionales. 
En ese sentido, la búsqueda de justicia es altamente reparatoria. Vimos en esta situación en Paraguay personas que estaban entrando a terapia intensiva y ahí preguntaban si ya había detenido a las personas que habían mandado a cerrar las puertas del supermercado. Y nosotros interpretamos que eso no es casualidad. No da lo mismo entrar a terapia intensiva sabiendo que están presos y que van a pagar por lo que hicieron a entrar sin saber si esto significó algo para alguien. 
-¿Se replica la experiencia en los lugares que van, dejan conformados equipos de trabajo? 
–No es una condición que imponemos, pero tratamos de proveer de herramientas para que puedan autorganizarse. Vamos a participar en Córdoba en un encuentro de Trabajo Social y uno de los grupos que nosotros asistimos en Comodoro Rivadavia va a participar con una ponencia a raíz de esa experiencia que tuvimos. Tratamos de estimular a que sigan trabajando en el tema. 
–¿Suelen regresar a los lugares? 
–Volvemos, pero ya es distinto. Afortunadamente, después de que fuimos la primera vez los colegas están formados y la gente queda trabajando en el tema. Se han formado comisiones, han revisado los protocolos de intervención. Por ejemplo, en la Municipalidad de Comodoro Rivadavia tienen una guardia social, vieron cómo coordinar con Defensa Civil. 
Investigación. Lucrecia Cerini dio cuenta del estado de avance de la investigación que el equipo está llevando adelante: “En función de lo que hemos ido observando, por ejemplo en las inundaciones de Santa Fe en 2003, que fue de enorme magnitud, observamos la falta de equipos que pudieran dar respuesta eficazmente para mitigar el impacto”. 
Uno de los ejes en que estructura este trabajo es en hacer un rastreo en universidades públicas del país para conocer las propuestas en formación en este tema. Según Cerini, es escaso el personal especializado para dar una respuesta contundente o que pudiera trabajar mancomunadamente. “Estamos en un primer paso. Hemos encontrado que no hay propuestas académicas formales. Hay cursos, jornadas, capacitaciones, pero no una carrera de grado o postgrado que contemple los contenidos necesarios para trabajar en todo el proceso que dura después del evento”, advirtió. También llevan a cabo un rastreo de casos de desastre en los últimos cien años en Argentina. En este aspecto Pablo Kriger, que desempeña un rol técnico dentro del equipo, centró la investigación en ese aspecto en los últimos meses: “Hicimos una recolección de aproximadamente unos 150 casos y los analizamos en base a las regiones y los tipos: antrópicos o naturales”. 
El becario especificó que “las investigaciones arrojaron datos muy interesantes y ciertas regularidades. La investigación tenía que ver con casos de formación en desastres y catástrofes, en universidades. Fue una exploración en las páginas web de las universidades. Analizamos que ciencias de la salud es donde están la mayoría de los casos de formación, más que en asistencia psicosocial”, planteó. 
En cuanto al desarrollo de estas disciplinas, Arito dijo que es espasmódico y tiene que ver con lo que ha pasado en la región. “Si tomamos el caso nuestro, vemos que a nosotros nos ha sensibilizado mucho la inundación en Santa Fe. Nos interesó el tema como para profundizarlo. Hay algunas universidades que ante un hecho hacen algún curso pero que comienza, termina y nada más”. 
En ese sentido estos académicos están realizando estudios para ver qué alcance se puede dar a la especialidad, si puede ser una carrera de grado o tener un alcance más acotado. “Ponemos el énfasis en formación, porque cuando nosotros asistimos a estos grupos, ellos se muestran como carentes de herramientas”, acotó Cerini. Y Krieger agregó: “Entre las regiones con más casos de desastre y de catástrofe se puede analizar la región metropolitana de Buenos Aires y Cuyo. La primera más ligada a accidentes viales o ferroviarios e inundaciones y la segunda a terremotos”, detalló. 
“Sin lugar a dudas, cuando más formada está la población, menos impacto tienen las consecuencias del desastre. Por ejemplo, en Cuba la población está muy preparada para los huracanes. Eso no ocurre en todos lados. En Perú recientemente han comenzado a realizar simulacros para prepararse”, comentó Arito brindando un panorama sobre cómo se actúa en otros países. 



PARA DESTACAR 

Definiciones. Existe una diferencia entre la emergencia y el desastre o catástrofe. La emergencia es un fenómeno disruptivo, cuya aparición puede ser afrontada con recursos propios. En tanto, cuando se habla de desastre o catástrofe, hay que remitirse a una situación de más envergadura, para la cual no son suficientes los recursos propios y es necesario acudir a ayuda tanto a nivel nacional como internacional. En cada caso existen protocolos diferentes para cada uno. 


FOTO: Pablo Kriger, Sandra Arito y Lucrecia Cerini, integrantes del equipo de investigación de la UNER, hablaron de su labor con EL DIARIO. 


Fuente: EL DIARIO