Miércoles, 25 de julio de 2012
Diana Sacayan es activista de los derechos trans. Será la primera postulación de esa población en la historia del partido. Estudió en la Universidad de las Madres y escribe en la revista El Teje. Desde el poder político intentan evitar la elección.
Diana Sacayan se postulará como candidata a defensora pese a los obstáculos que le ponen.
“Tenemos que organizarnos travestis, cartoneros, feministas,
bolivianos, ambientalistas, paraguayos y personas con VIH, porque la
lucha de los excluidos es una sola”, afirma la activista por los
derechos trans Diana Sacayan, que se postulará, por primera vez en la
historia de esa población, al cargo de defensora del Pueblo de La
Matanza. Su búsqueda, explica, es articular los procesos de
participación de todos esos sectores del partido más extenso y poblado
de la provincia para reforzar su voz y que impacten en las políticas
públicas. “Este es un rol estratégico para la inclusión que no puede
seguir ajeno a las organizaciones de la sociedad civil, que son las que
realmente conocen las problemáticas de los barrios.”
Sacayan se crió en una familia de trabajadores de Laferrere. En sus
37 años, sufrió la persecución policial, la violencia de género, la
pobreza y la prostitución. Estudió Educación Popular en la Universidad
de las Madres de Plaza de Mayo, trabaja en el equipo de diversidad
sexual del Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y
el racismo (Inadi), a cargo de Pedro Mouratian, coordina el Movimiento
Antidiscriminatorio de Liberación (MAL) y es redactora de la revista El
Teje, primer medio hecho por y para personas trans.
“Haber vivido entre quince hermanos en un barrio de Laferrere con
un padre alcohólico y comiendo polenta con chicharrón como mucho
–explica la mujer nacida en Tucumán–; haber pasado por la exclusión
desde los 17 años, cuando asumí mi identidad y tuve que prostituirme por
más de doce años, me compromete mucho más a luchar por los excluidos.
Siempre, desde que empezábamos a luchar contra los códigos de faltas y
contravenciones, reglas anacrónicas por las que se nos detenía por ser
nosotras en la vía pública, hasta cuando militamos por la Ley de
Identidad de Género, lo hicimos entendiendo que la lucha por la igualdad
de género es también la lucha por la igualdad de clase.”
–Pero podría ser la primera defensora del Pueblo travesti.
–En algún momento, el enunciarme como travesti era un acto
político, ahora es un detalle, porque soy un ser humano antes que
travesti. Me levanto temprano como todos y tengo que salir a tomar el 86
que viene por la autopista para ir a trabajar. Nuestras organizaciones,
el Mal, Alit, Futuro Trans, Jóvenes por la Diversidad, entre otras,
somos muy críticas del activismo que sólo se dedica a pensar los
derechos de los gays, lesbianas y travestis. Tenemos que organizarnos
travestis, cartoneros, feministas, bolivianos, ambientalistas,
paraguayos, personas viviendo con VIH, pueblos originarios, los
defensores de los derechos de los niños. Porque, aunque es cierto que
hay luchas que necesitan de la especificidad en algún momento de la
militancia, hay cambios que vienen por otro lado. La lucha de los
excluidos contra la pobreza es una sola.
–¿Cómo puede trabajar la Defensoría del Pueblo con todos esos sectores?
–El contexto nos pide unidad. Y hay que articular los reclamos de
las organizaciones, que son las que realmente conocen las problemáticas
territoriales, desde la Defensoría. Eso hoy no existe. Por ejemplo, la
Defensoría de La Matanza jamás se expidió sobre el conflicto del relleno
sanitario que tiene la Ceamse en González Catán, que contamina las
capas freáticas con el acumulamiento de más de 30 metros de altura de
basura. Es un caso emblemático, que queda olvidado. El del defensor es
un rol estratégico para la consolidación de políticas públicas que no
puede seguir ajeno a las organizaciones de la sociedad civil. Entre
ellas, recibí el apoyo del Movimiento Octubre, 26 de Julio, Tierra
Fértil (que trabaja con niños con VIH), la Asociación Boliviana de
Laferrere, Jóvenes por la Diversidad y Vecinos Autoconvocados contra la
Ceamse de González Catán.
–¿Cuándo serán las elecciones?
–En octubre, pero corre el rumor de que se va a reformar una
ordenanza municipal para prolongar el tiempo del mandato de la actual
defensora del Pueblo, que está apoyada por el Ejecutivo local, al que le
conviene tenerla ahí porque no critica nada. Y es muy triste, porque
callan cuando justamente están ahí para denunciar y dar voz a los
vecinos donde no llegan las instituciones municipales. A diferencia de
lo que pasa quizás en la Capital Federal, la indiferencia de los medios
vuelve invisibles las protestas, como el vaciamiento de hospitales
municipales o la violencia y maltrato de policías y patovicas sobre
nuestros jóvenes. En ese sentido, no se puede pensar en una institución
como la Defensoría que no haga partícipe a las organizaciones de la
sociedad civil. Hay muchas situaciones injustas que se viven en La
Matanza. No puede ser que la gente tenga que seguir tomando agua
contaminada con potasio y arsénico de la Ceamse. Por eso,
estamos pensando en presentar un proyecto para que se modifique el
proceso de elección de los defensores, que podría ser por votación
directa o por un consejo consultivo.
Informe: Rocío Magnani.
Fuente: Página|12
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