A continuación dejo dos artículos para leer desde diferentes posturas de la psicología pero con cuestiones muy interesantes para tener en cuenta.
VIOLENCIA ES ROMPER EL DIALOGO
ALFREDO MOFFATT
Entrevista de Rosa Bertino Diario LA VOZ DEL INTERIOR Córdoba 1/ 11 / 2003
Alfredo Moffatt coordina instituciones solidarias y de autogestión en el conurbano bonaerense. Cree que la violencia está asociada a la incertidumbre y a la falta de proyectos que les impone el ocio forzado. Plantea una serie de consejos para situaciones de crisis con los adolescentes, tanto en la escuela como fuera de ella.
Darles a los chicos proyectos y no ocio. Empezar el día con la clase de gimnasia y no con matemáticas. Usar la música y el psicodrama en las aulas. Estas y otras recomendaciones surgen de la vasta experiencia de Alfredo Moffatt, porteño, psicólogo social y orientado a las terapias de crisis. El autor de Psicoterapia del oprimido y de Estrategias para sobrevivir en Buenos Aires, entre otros libros y ensayos, coordina instituciones solidarias y de autogestión en el conurbano bonaerense. Trabajó junto al brasileño Paulo Freire y se define como un “pesimista esperanzado”, porque cree que enfrentando las contradicciones se arriba a las soluciones.
¿Por qué hoy parece que tenemos más violencia y autodestrucción que en la época de la represión?
Porque no es lo mismo, aunque la base social y económica no haya cambiado. Ahora la violencia está comunizada, generalizada. La falta de proyectos y de comunicación genera desesperación; ésta desemboca en violencia y afecta especialmente a la adolescencia. Cuando a (Sigmund) Freud le preguntaron qué es la salud, contestó: “Lieben und Arbeiten” (amar y trabajar). Cualquiera puede ver que trabajo es lo que nos falta, y que el amor tampoco sobra. ”Yo no soy nadie; soy ’chorro’ ”, me dijo un chico en La Matanza (Buenos Aires). Con una frase tan simple expuso la necesidad psíquica y existencial de ser alguien (el das Sein), y la realidad de que, siendo villero y ladrón, sabiendo que puede morir en cualquier momento, difícilmente sea en función de algo o alguien (mit das Sein). El vínculo con el otro y con la sociedad nos hace humanos. Existimos en base a un futuro, a una proyección, a una historia en común.
Si tenemos todo tan claro, ¿por qué estamos igual o peor? ¿Cómo es posible que no haya solución para la violencia escolar?
Podemos ver los problemas, pero carecemos de las herramientas adecuadas para enfrentarlos, tanto desde la docencia como desde la psicología. Unos y otros nos hemos formado en y con escuelas de hace 40 ó 50 años. A eso se suma el pensamiento histérico de los franceses, muy influyente y lindo para colgar en las paredes, pero que no sirve para trabajar en el conurbano bonaerense, rosarino o cordobés. Las escuelas freudianas y lacanianas son apropiadas, incluso excelentes, para tratar conflictos individuales y dentro de una cierta extracción social. Las terapias sistémicas son más útiles para abordar problemas familiares y grupales. Sin embargo, acá sigue primando la idea del diván, o de que la cura pasa por un consultorio. ¿Usted ha visto una sola cátedra, en magisterios y facultades de Psicología sobre “chicos de la calle” o “violencia escolar”, y que practique y deduzca directamente del campo social? Volviendo a Europa, hay que admitir que, a pesar de estar sentada sobre un barril de pólvora, por las inmigraciones ilegales y las minorías religiosas, un país como Francia se las arregla mucho mejor que nosotros con la violencia. A todos les da un proyecto de vida, aunque sea parcial o endeble.
¿Significa que ser piquetero y alimentarse en comedores es un proyecto de vida?
¿Le cabe alguna duda? Pero cuidado con asociar pobreza con violencia, porque es un error fatal. La violencia se asocia a la incertidumbre, al quiebre de la historia, a la ruptura del diálogo verdadero. Por eso la estamos viendo en los distintos órdenes sociales. Decir palabras, hacer promesas, no es diálogo. A pesar de la relativa descompresión lograda por el gobierno actual, la Argentina sigue siendo un cuarto gasificado. Falta que alguien prenda un fósforo (hiperinflación, remate de viviendas, militarización) para que explote.
De todos modos, parecería que falla el principio de autoridad...
Pensar que con los militares había autoridad, es otro problema, típicamente nuestro, que entraña un error básico. Hay que diferenciar al psicótico del psicópata. Los dos son enfermos, pero el segundo es realmente peligroso, porque no se presenta como tal ni va a parar al hospicio. El psicópata, como le falta emotividad, puede manipular y golpear al otro sin sentir culpa. Puede matar sin identificarse con su víctima, porque le ocasionaría una culpa insoportable. Dígame si los torturadores de uniforme y los estafadores de civil no se ajustan a esa descripción. ¡Y nosotros estuvimos por elegir presidente hasta tres veces, a uno de ellos!
También se insiste en que la droga es causante de que haya más o peores agresiones.
La droga es parte de un plan de dominación. No tengo demasiadas dudas al respecto; me basta con ver hasta qué punto la Policía y el poder están implicados en la distribución. Tampoco la veamos como una valla imposible de superar. Droga y alcohol hay en todas partes, pero acá hacen más estragos que en otros. Quiere decir que hay otros elementos para considerar. Por ejemplo, el contenido de los medios y las propagandas. Una vez analizamos una hora de TV por cable y encontramos 35 maneras distintas de destrozar un cuerpo humano. Eso forma parte del menú diario de un ser en formación. Hay formas de trabajar, en el aula, la casa o el club, la violencia que genera la violencia.
¿Es real que el suicidio juvenil afecta a los sectores medios o acomodados, y no a los pobres?
Establezcamos las diferencias y no estigmaticemos a nadie. En general, en la Argentina hay mucho más suicidio encubierto que concreto, si un adolescente (o un adulto) maneja alcoholizado o drogado, y se mete en situaciones o en deportes de alto riesgo, está incurriendo en una de las formas más comunes de autodestrucción. Estadísticamente hay más mutilaciones que muertes. Es verdad que el suicidio, en el sentido clásico, es propio de la mitad para arriba de la sociedad, porque sufren de la misma falta de proyectos y de distintas formas de abandono por parte del adulto. A los más pobres no les hace falta: su vida es una forma de muerte y se sienten excluidos, esto es, abandonados, abandonados desde el vamos. El vacío existencial es terrible. "Yo sigo hasta que me bajen", dicen los ladrones precoces. Los niños y los adolescentes son muy vulnerables, pero de una manera distinta al anciano, que cuando pone fin a su existencia, lo hace generalmente por efecto de la depresión o de la senilidad.
CONSEJOS PARA SITUACIONES CRITICAS
La primera clase del día debe ser la de gimnasia. La música ayuda a contener a los jóvenes.
Tras cuatro décadas de trabajo en el campo popular, desde las favelas brasileras a las villas del conurbano bonaerense, Alfredo Moffatt llegó a una serie de conclusiones y recomendaciones que comparte con padres, docentes y psicólogos, y también con el Cuerpo de Bomberos, que lo tiene como asesor pedagógico.
Pregunta. El mejor modo de manejar el tema del suicidio y las agresiones, es preguntándose ¿por qué?.
Ayuda. La persona que dice “me quiero matar” está diciendo: “ayúdenme a vivir”.
Pubertad. El suicidio no es obligadamente contagioso. Cuando estos episodios y autoagresiones ocurren en la pubertad, obedecen en buena medida a razones fisiológicamente comunes: el sacudón hormonal se produce en una semana o dos, sin aviso ni instrucciones previas. Cambia el cuerpo y la psiquis. Es la etapa de la vida de mayor peligro de despersonalización, signada por la exogamia. El ave debe aprender a volar por sí sola, pero no sabe cómo hacerlo.
Ocio. El vacío existencial es un arma letal e invisible. EI ocio forzado es peor que el trabajo forzado. Un adolescente sin actividades y proyectos, propios o grupales, está sujeto a un riesgo concreto.
Proyectos. Si éste es un país depresivo e hipotónico, podemos cambiarlo sectorialmente. Podemos encontrar proyectos o hartarnos de no tener ninguno.
Descarga. El chico que proviene de un contexto familiar violento (alcohol, maltrato, frustración, abandono) llega al colegio con una fuerte contracción muscular. Lo más probable es que trate de descargarse pegándole a alguien, porque la mente almacena la bronca o la amargura en algún lugar del cuerpo (brazos o piernas).
Relajación. En los establecimientos de nivel primario, con reiterados problemas de violencia escolar, se recomienda empezar el día con la clase de gimnasia o de relajación. No dejarla para el medio o final. Trabajar preferiblemente en colchonetas, con el cuerpo y con la imaginación, antes de pasar a matemáticas, lengua o geografía.
Deportes. En los secundarios, se recomienda empezar las clases de hiperventilación y deportes energéticos (fútbol, pequeñas maratones). La hiperventilación consiste en ir acelerando la respiración hasta lograr una sensación de bienestar.
Música. A mayor violencia, más música (preferentemente popular), dramatizaciones y abrazos de contención.
Posteo el segundo artículo en el siguiente enlace por motivos de no perder el formato con el cual está hecho. Pertenece a la Dra. Graciela Kait: "Jóvenes violentos en la época".
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